En un país donde faltan médicos, enfermeros, SAOS, técnicos y TECAEs a cascoporro, desde mucho antes de la pandemia, los sanitarios han empezado a caer enfermos debido a la sobrecarga de trabajo sostenida en el tiempo. Lejos de favorecer el descanso, la recompensa es la exigencia.
El otro día salía una noticia que contaba que más de un millón de madrileños entre ellos 200.000 niños y niñas en la comunidad de Madrid estaban sin médico. Me consta que es una realidad extensible a toda España. Pero no es una realidad nueva. Es algo que se llevaba vaticinando muchos años. La pandemia lo único que ha hecho es acelerar los tiempos.
Nos podemos imaginar que dentro de ese millón de madrileños, sin asistencia médica, hay también sanitarios. De hecho, hay una media de nueve días para ser atendido por tu médico de cabecera. Lo que quiere decir que los propios sanitarios que están enfermos tardar una media de nueve días en ser atendidos. Si tardamos en dar asistencia a los propios sanitarios, lo único que hace es aumentar el déficit de estos.
Los sanitarios han sufrido el temido shock postraumático
España cuenta con un déficit de más de 200.000 profesionales de le enfermería y más de 5000 médicos. Esto sin meternos en las distintas categorías sanitarias que también están mermadas. Es un hecho indiscutible que tras la pandemia, los equipos sanitarios han sufrido el temido shock postraumático. Esto sumado al ya déficit de sanitarios, hace que España esté prácticamente al descubierto de quien les cuida.
Más que nunca se debería de cuidar a quien nos cuida. Es solo cuestión de inteligencia. Si tenemos pocos y no los cuidamos, menos tendremos. No se ha habilitado absolutamente nada para priorizar la atención médica de los sanitarios. La demora en ser atendidos, lo único que hace es engordar la lista de falta de ellos. Esta vez no pueden decir que no vieron venir la ola. Lejos de prever algo que sabían, a ciencia cierta que iba a pasar, la recompensa fue exigir un sobre esfuerzo. No comer y no dormir, no son buenos aliados para la salud mental. Pero esto se sabía mucho antes de una pandemia. Con lo cual era más que evidente que nuestra fila de soldados de primera línea iban a caer.
Podemos hablar de premeditación, alevosia y nocturnidad por parte de la administración pública, en hacer enfermar a uno de los pilares de nuestra sociedad… la Sanidad Pública. A esto tenemos que sumar el personal sanitario que está enfermando y el que ya está enfermo. Y además ve dificultada su accesibilidad al sistema sanitario para ser atendidos con lo que se demora su vuelta al trabajo.A pesar de dicho déficit, ni una sola comunidad autónoma ha optado por mejorar los contratos, pagar más y mejorar las condiciones así asegurándose quedarse con esos pocos y supervivientes en este país. Han preferido seguir sacando leche a una vaca que está seca.
Comienzan las OPEs, los EIR, MIR, QIR,FIR…
Todo un negocio de tasas y de academias de formación que nos sacaran también el dinero para conseguir un trabajo que es lo más parecido a la esclavitud. Trabajar los 365 días del año, mañanas tardes, noches, festivos y fines de semana. Sin saber a qué hospital, servicio o turno irás a trabajar. Han logrado meter el miedo en el cuerpo a personal esencial a quedarse sin trabajo, cuando los datos hablan solos.
Nos necesitas más ellos que nosotros a ellos. Los sanitarios ahora decidimos dónde, cuándo y de qué manera queremos trabajar. Pero no quieren hacer creer todo lo contrario amenazándonos con sanciones sin trabajar. El nivel de estrés es tan elevado dentro del propio personal que las cabezas se han quebrado. El consumo de benzodiazepinas y antidepresivos se ha disparado y ahora se venden como caramelos a la puerta de un colegio. En algún momento alguien tendrá que tomar el timón de un barco que va derecho a un arrecife de corales. ¡Sálvese quién pueda mientras esté a tiempo!.