El Gobierno iraní refuerza la represión contra las mujeres e instalará cámaras inteligentes en lugares públicos para identificar a aquellas que no lleven velo. También sancionará a los empresarios que permitan acceder a las mujeres sin hijab a sus locales y endurecerá las restricciones en Internet.
Según medios estatales se trata de nuevas medidas para proteger a aquellas ciudadanas que “violan la ley del hijab” de posibles agresiones. Sin embargo, en realidad no es más que un nuevo paso en la línea de los ayatolás contra la libertad de expresión y de información que mantienen los teócratas.
Según la agencia de noticias local, Tasnim, las autoridades iraníes utilizarán las cámaras inteligentes en lugares públicos para identificar a las personas que infringen las normas de la Sharía o ley islámica.
Tal y como las autoridades persas han explicado a la agencia de noticias, “en el contexto de la preservación de los valores, la protección de la privacidad familiar y el mantenimiento de la salud mental y la tranquilidad de la comunidad, no se tolerará ningún tipo de comportamiento individual o colectivo contra la ley”.
La realidad tras la Sharía
Es decir, aquellas mujeres que no vistan el velo serán identificadas y detenidas por desafiar el código de vestimenta obligatorio del país que no permite que enseñen más de 6 centímetros de su cuerpo. Muchas de ellas, calificadas de activistas de enfrentarán incluso a la pena de muerte o a la tortura.
Tal y como explica, a Cronica Libre, Mina Ahmadi – nombre ficticio por cuestiones de seguridad- , arquitecta de 27 años de edad y residente en Teherá, “están presionando para mantener un control estricto sobre todo, incluso limitando los derechos de las mujeres. Estas restricciones se pueden ver en la limitación del acceso a Internet, la prohibición de redes sociales como Instagram y WhatsApp, así como en la negación de servicios públicos o bancarios a mujeres que no usan el hijab. Todo esto refleja el miedo a perder el control, especialmente ahora que se acerca el verano y las mujeres pueden sentirse más cómodas vistiendo con menos ropa”.
Es por ello, que en pleno mes del Ramadán, los primeros pasos a seguir por el Gobierno son los del amedrentamiento: las autoridades o policía de la moral, enviarán mensajes de advertencia a través del móvil a las mujeres detallando el momento y el lugar exacto en los que habrían violado la ley y posteriormente se procedería a su detención. Una vida en alerta permanente.
Miedo al cambio
Desde hace más de un año, concretamente desde la muerte de la estudiante Masha Amini en una cárcel iraní por no vestir el velo islámico, los jóvenes del país continúan protestando en las calles. Han logrado crear un movimiento político y social, la revolución del velo, que por primera vez desde la implantación del sistema teocrático en 1979, hace tambalear los cimientos del sistema.
“Como iraní, inicialmente no confío en la República Islámica. Lo primero que necesitamos en este país es empleo, así como también enfrentamos a la falta de medicamentos y una ausencia de libertad de expresión y opinión”, reivindica Ahmadi a este periódico.
Nuestros problemas van más allá de nuestras creencias religiosas.
Mina Ahmadi
Y es que el futuro más cercano es la principal preocupación de los jóvenes iraníes, que representan más de un 68% de la población y que viven en la incertidumbre de si habrá o no un cambio de sistema. Cabe destacar que, el 80% de la población iraní vive en el umbral de la pobreza, siendo los niños de las zonas rurales, uno de los colectivos más afectados por este fenómeno, según la ONG Humanium.
“Como arquitecta, me preocupa mi futuro ya que en Irán los jóvenes apenas pueden subsistir con el dinero que ganan diariamente. No puedo tener una vida fácil si las cosas siguen igual que ahora. Mis sueños siempre se quedarán como sueños y nunca se convertirán en recuerdos”, explica Ahmadi a Crónica Libre.
Sanciones a los empresarios
El Gobierno iraní también ha establecido que se endurecerán las medidas contra aquellos negocios que permitan la entrada a sus establecimientos a mujeres que no vistan el velo.
Concretamente los locales serán cerrados por la policía de la moral. El líder supremo, Alí Jameini, asegura que no se trata de una ley gubernamental y sino de la ley religiosa, o Sharía.
Esta medida ha sido anunciada un día después de que se haya producido un nuevo ataque con gas en un centro escolar contra 190 niñas, el pasado día 9 de abril.
Según la arquitecta concluye a CRÓNICA LIBRE, “la unidad del pueblo es la única solución porque nuestros problemas van más allá de nuestras creencias religiosas. Incluso los creyentes musulmanes están sufriendo problemas similares. Solo triunfaremos cuando todos lleguemos a esta conclusión.