Alemania ha aprobado recientemente una ley que se conoce con el apodo de Wind-an-Land-Gesetz. Para 2027, se debe alcanzar la cota del 1,4% de superficie dedicada a la energía eólica; y para 2032, del 2%, según el ministerio de Economía. Este dato lo recoge el Umweltbundesamt y señala un dato significativo. En la página web del ministerio se afirma que las inversiones necesarias para producir, montar y desmontar un aerogenerador se amortizan a los tres o cuatro meses de su puesta en producción.
El entramado legal, además de la producción de aerogeneradores y aspas, hace que Alemania se esté convirtiendo el potencia eólica. La transición ecológica va viento en popa a pesar de las muchas refriegas que se conocen en los medios de comunicación por la oposición que manifiestan algunos ciudadanos.
De hecho, el 44% de la energía que se consume en Alemania y en virtud de acuerdos con los países en torno al ecuador terrestre, muy pronto se superará el 50%. Ya se ha desenchufado la última central atómica y la inventiva teutona anda desatada. El país de los poetas y pensadores se ha caracterizado siempre por sus inventos singulares. La ciudad-estado de Hamburgo ha transformado un búnker de la Segunda Guerra Mundial en productor de energía. Provee de agua caliente a unas 1400 viviendas de su entorno más inmediato mitigando así la pérdida de energía por transporte.
Desmantelamiento de las centrales nucleares
Fue la cancillera alemana Angela Merkel, doctora en física atómica, quien tomó la decisión de despedirse definitivamente de la energía atómica en Alemania. A día de hoy ninguna central atómica en Alemania está en marcha. Lo mismo ocurre con Grecia, Noruega, Dinamarca, Irlanda, Italia y Australia. A nivel mundial, había en 2021 437 plantas nucleares en funcionamiento según STATISTA. La primera central nuclear se construyó en 1954 en los EEUU y la primera en Alemania fue en 1961.
Desde 1987, gran parte de la energía eléctrica mundial se ha producido con más de 400 centrales nucleares. Se da la circunstancia que Georgia nunca construyó una planta atómica porque toda su electricidad es hidráulica. Ya en los años 80 del pasado siglo, la población alemana empezó a concienciarse de que los residuos radioactivos altamente peligrosos no tenían solución viable más allá de su enterramiento en un yacimiento minero abandonado, de forma provisional en Gorleben. Los residuos atómicos son una bomba de relojería.
Ya con la reunificación alemana en 1990, se desconectaron todas las centrales atómicas de la República Democrática de Alemania por razones de seguridad. A principios del nuevo milenio, ya se había despedido Alemania de la energía atómica, pero el detonante definitivo fue el accidente de Fukushima (Japón) en 2011. Antes del comienzo de la guerra de Ucrania, había en Alemania 3 reactores en funcionamiento. Ya no queda ninguno. Debido a la guerra de Ucrania y al atentado contra Nord Stream, las viejas centrales de carbón son las que -de forma provisional- producen electricidad, por cierto, muy contaminante.
Los parques eólicos
La energía atómica era además de barata, limpia si se deja de lado el riesgo que supone que los residuos radioactivos contaminen el medio ambiente si no son custodiados bajo medidas rigurosas de seguridad. Ahora bien, ¿cuántos parques eólicos se necesitan para sustituir a todas las centrales nucleares? Los cálculos que se leen son desiguales y van de 600 a 1300 aerogeneradores por central nuclear. Y Alemania tenía 17.
Seguro que a don Quijote no se le podía pasar por la cabeza que los gigantes con aspas serían algo sobre lo que legislarían los hombres sensatos como su escudero Sancho. La energía eólica se puede producir solo si hay viento, cuando falta este paran los rotores y no hay producción. Por este motivo, los aerogeneradores están construidos de tal forma que se suelen poner en movimiento a nada que haya un poco de viento.
Cuando se analizan datos de producción de energía a nivel europeo, llaman la atención algunos datos. Para entrar en materia, veamos algunos datos sobre los rotores eólicos, su ubicación y algunos de los peligros que se les atribuyen. Entre los países productores de rotores se encuentran Alemania, China, India, Japón, Corea y España, entre otros, con la empresa germano-hispana Siemens-Gamesa. Esta última tiene una cuota de mercado del 39.77% en rotores marinos y del 12,97 % en rotores terrestres, siendo la segunda a nivel mundial después de Vestas.
Desde la perspectiva histórica, Alemania producía 4,5 terawatios en 1998 y en 2020 llegaron a ser 131. Este aumento de producción no solo es debido al aumento del parque de aerogeneradores sino que se debe también a la eficacia que han ganado los mismos debido a la investigación incesante en este campo. La transición ecológica en la ciencia empezó hace muchas décadas.
El negocio de los terratenientes nortealemanes es sabroso. Los propietarios de terrenos de labranza pueden optar a alquilar los mismos a las productoras eléctricas a cambio de un alquiler. Muchos pequeños y medianos agricultores ven en esta forma de arrendamiento una fuente de ingresos suculenta porque el precio del alquiler de la superficie no está directamente ligado a la producción de electricidad. Esto significa que cuando los aerogeneradores están parados, el propietario sigue cobrando el mismo alquiler.
¿Y por qué pueden estar los aerogeneradores sin actividad? Obviamente, puede tratarse de una avería. Pero en la mayoría de los casos, no están averiados. Están parados porque la producción de electricidad supera a la demanda en determinadas estaciones. En las vacaciones estivales, muchas industrias cierran o requieren menos electricidad. De ahí que muchos aerogeneradores estén quietos. Ante tanto desperdicio, muchos ciudadanos se plantean si en lugar de parar los aerogeneradores no sería buena idea producir hidrógeno autóctono verde. Al parecer, hay todavía retos técnicos sin resolver ni el entramado legal está madurado todavía.
Protestas ciudadanas
Si bien la energía eólica goza de aceptación por todos los beneficios que aporta, hay algunas cuestiones que vienen levantado ampollas desde hace tiempo en Alemania. Por ejemplo, las personas que viven en sus cercanías se quejan de las alteraciones que ha sufrido el paisaje y de la disminución del valor de sus viviendas. Los gigantes con aspas se han convertido en parte integrante de la estética rural Las asociaciones de protección de animales lamentan que mueren muchas aves cuando, por casualidad, invaden el espacio aéreo de los parques eólicos y, además, ocasionan polución acústica que puede dañar el equilibrio de los ecosistemas.
No obstante, el digital EnergieWende financiado por medio de donaciones ha realizado un estudio pormenorizado de la oposición a la energía eólica en Alemania que fue publicado en 2021. Entre otros, constata que la oposición a la energía eólica alcanzó el cénit en 2015 y desde entonces no ha hecho sino disminuir. Además, el cruce de datos revela que aquellos que se oponían a la energía eólica eran los más proclives a ver las centrales térmicas de carbón y las atómicas como fuentes viables de obtención de energía.
En vista de los inconvenientes que ocasionan los aerogeneradores, Alemania ya tiene una ley de protección de emisiones acústicas que pasa, en primer lugar, por medir y evaluar su impacto. De hecho, los aerogeneradores de última generación son más eficientes y producen menos contaminación acústica.
En España, muchos ciudadanos protestan por la especulación inmobiliaria que se desata cuando se planea y ejecuta un parque eólico. Lo que más preocupa a ciudadanos y ecologistas alemanes de NABU es la distancia mínima que tienen que observar los aerogeneradores eólicos con respecto a las zonas residenciales.
Reducción de CO2
La energía eólica y la hidráulica son sostenibles debido a que la fuente de energía no solo es inagotable sino que, además, es limpia al no producir gases de efecto invernadero. De acuerdo con los datos publicados por Bundesverband Energie, la energía eólica ha evitado la producción del equivalente de 122 millones de toneladas de CO2. Eso menos que se descarg a la atmósfera. Y, de hecho, Alemania ha reducido en un 40% la emisión de gases de efecto invernadero a juzgar por los datos del Bundesumweltamt dependiente del Ministerio de Medio Ambiente desde que en 1990 se empezó a contabilizar este dato.
También la energía solar tiene su nicho de mercado en Alemania a pesar de la climatología adversa. Y, la inventiva alemana, sigue con su ingenio habitual. No hace mucho, leí que alguien proponía cubrir las autopistas con placas solares en lugar de instalarlas en las praderas porque los huertos solares afeaban el paisaje. Veremos si hay algún intrépido ingeniero que ponga en marcha semejante idea. De la placa solar, a la estación de carga de electricidad sin perder ni un kilowatio.