La gala de los premios Forqué de cine y televisión de este año se han caracterizado por unos discursos alejados de los mensajes políticos (y de odio) en sus agradecimientos. Y es de agradecer. Malena Alterio ha pedido que pare el genocidio en Gaza. Aplausos y punto. Nada más, nadie más. Hasta que ha llegado Willy Bárcenas, el cantante de Taburete, que ha puesto la nota discordante. No por su voz, sino porque el hijo del extesorero del PP ha finalizado su actuación con un «¡Viva España!»
Nadie grita un «¡Viva España!» de repente en mitad de una boda ni en un entierro. Nadie grita un ¡Viva España! mientras entrega la tarjeta en un Vips. Nadie grita un ¡Viva España! cuando está sentado en el inodoro. De España hay que estar orgulloso y, si hay que demostrarlo, se hace donde y cuando hay que hacerlo. Y quien grita un «¡Viva España!» aprovechando que aparece en una gala televisada lo hace con una clara intención. Y si eres hijo de quien eres, no hay dudas. Esa es nuestra realidad. Desgraciadamente es así. La derecha se apropió de la bandera española y, ahora, también de los vítores.
Con la situación política que tenemos, con los cachorros de la derecha (apoyados por los dóberman de la ultraderecha) lleven más de un mes luchando -dicen- por España en la calle Ferraz, a nadie se le escapa que el grito de Willy Bárcenas, cantante del grupo Taburete, en los premios Forqué tenía un carácter político absolutamente innecesario. Bárcenas era un invitado, no era su noche… pero eso parece que hay gente que no lo entiende.
El grupo Taburete tiene un público a los que les emociona que su cantante grite «¡Viva España!» en sus conciertos. ¡Olé por ellos! Pero la gala de entrega de los Premios Forqué no es un concierto de Taburete, el público no ha pagado una entrada por escuchar ni la canción ni la opinión del cantante. Y, profundizando un poco más, aunque sólo sea por dignidad, hay determinada gente que debería callarse en determinados asuntos de interés público. No hay nada más antiespañol que robar a los españoles.
Deficiente, gilipollas, felón, cerdo clasista…
Es la primera vez que escribo un artículo de opinión en primera persona, pero no me queda otra. Es repugnante el odio que he recibido por parte de tuiteros por escribir este mensaje: “Willy Bárcenas, el hijo del encarcelado tesorero del PP ha actuado hoy en la gala de los premios Forqué con su grupo Taburete. Al acabar su playback ha espetado: ¡Viva España!” A raíz de este mensaje se ha montado una ola de odio que sigue viva mientras escribo estas líneas. En apenas una noche me han insultado y amenazado por encima de mis posibilidades. “Después de Ferraz tenemos que ir contra los periodistas”, ha llegado a decir uno.
“Deficiente”, “gilipollas”, “felón”, “tonto”, “cerdo clasista”, “cosa bochornosa periodista”, “indecente”, “tontolava”, «envidioso de mierda»… y un largo etcétera que definen más a quienes las escriben que al destinatario. Por no hablar de las faltas de ortografía… De todas estas barbaridades, lo primero que sorprende (o no) es que la inmensa mayoría de los haters -sin excepción- tengan la bandera de España en su perfil. Y, por supuesto, atacando de la manera más cobarde y ruin, aprovechando el anonimato que permite la red para creerse con la superioridad que le falta en la vida real.
Pero lo más sorprendente, indignante y preocupante es que la inmensa mayoría me han atacado por ser periodista cuando mi mensaje estaba escrito desde mi cuenta personal de X. Para los ultras de la derecha no se puede ser persona si eres periodista. Eso es otro reflejo de la crispación social que vivimos.
El post ha tenido tanta repercusión que el propio Willy Bárclenas me ha contestado: “Muy orgulloso de que te acusen de hacer playback cuando no lo has hecho. Y viva España, siempre”, ha escrito, acompañando sus palabras con una bandera patria.
Mi contestación ha sido la siguiente: “¡Ostras! Pues disculpa por lo de playback, lo he dado por hecho porque en estas galas suele ser así. Y lo de Viva España está muy bien, pero hay que seleccionar cuándo y dónde se dice. No recuerdo haber leído que lo dijeras en el juzgado cuando declaraste por la Kitchen”. Y ahí ha acabado la conversación entre ambos. Y el silencio de Bárcenas ha dado voz a sus odiadores. Los haters del ¡Viva España! siguen a lo suyo, pero esto no nos lleva a nada bueno.