El cambio climático y las nuevas plagas, que se expanden rápidamente, ponen en peligro muchos de los cultivos que conocemos. Si no mejoramos las especies vegetales para que puedan resistir estos desafíos, corremos el riesgo de una crisis alimentaria. La clave de todo esto empieza con las semillas. Crear plantas más resistentes y sabrosas asegurarán la alimentación del mañana. Acompañamos al chef Martín Berasategui en su visita a la empresa Sakata en Almería, donde un equipo de genetistas, fitopatólogos y expertos en mejoramiento vegetal seleccionan cuidadosamente las mejores plantas, buscando aquellas con las características ideales para crecer en un clima cambiante y desafiante. El futuro comienza en las semillas porque la ciencia detrás de las plantas es la clave para nuestra alimentación.
Sakata es una de las empresas que lideran este cambio. Fundada hace más de 100 años en Japón, ha dedicado su esfuerzo a mejorar las semillas para adaptarlas a los nuevos retos del clima, las plagas y el medio ambiente. Su trabajo es fundamental para garantizar que podamos seguir comiendo alimentos de calidad, sin importar los desafíos que nos presente el futuro.
Sakata nació en 1913 en Japón, fundada por Shojiro Sakata, un visionario que quería transformar la agricultura mediante la investigación y la mejora genética de las plantas. Desde sus primeros pasos, la empresa ha tenido como misión crear semillas que no solo sean resistentes, sino también nutritivas y sabrosas. Hoy en día, más de un siglo después, la empresa sigue siendo un referente global en la mejora de especies vegetales, con presencia en más de 30 países y un compromiso claro con la sostenibilidad y la innovación.
La ciencia detrás de las semillas: el trabajo que no se ve
Cuando pensamos en semillas, muchas veces solo imaginamos algo pequeño y sencillo. Pero detrás de cada semilla de Sakata hay un proceso largo y detallado que involucra a científicos trabajando día a día para crear la mejor variedad posible. En su centro de investigación en Almería, un equipo de genetistas, fitopatólogos y expertos en mejoramiento vegetal seleccionan cuidadosamente las mejores plantas, buscando aquellas con las características ideales para crecer en un clima cambiante y desafiante.

Lo que realmente sorprende es cómo trabajan estos expertos: no se limitan a dejar que las plantas se polinicen de forma natural. En lugar de eso, realizan lo que se conoce como polinización manual. Esto significa que los científicos se encargan de «emparejar» las plantas de forma controlada, eligiendo a los «padres» y «madres» que tienen las mejores cualidades. Este proceso permite que cada planta reciba las mejores características de sus progenitores.
Cada semilla tiene una «familia» perfectamente documentada. Esto quiere decir que los genetistas conocen al detalle qué plantas han sido cruzadas para obtener una semilla en particular. Esta trazabilidad es crucial para entender cómo se comportará la planta en diferentes condiciones y cómo heredará sus características. Lo más sorprendente de este proceso es que no se conforman con el primer cruce que parece funcionar; los científicos siguen experimentando, cruzando nuevas «madres» y «padres» hasta que logran encontrar la combinación perfecta.
En la huerta y los invernaderos: donde las plantas se enfrentan a la realidad
Pero el trabajo no termina en el laboratorio. En los invernaderos y las huertas de los cultivadores que colaboran, las plantas se enfrentan a condiciones mucho más duras. Estas plantas son sometidas a todo tipo de estrés: las privan de agua, las exponen a sal (cloruro de sodio) para simular sequías, y las dejan enfrentarse a plagas de forma controlada. Este proceso no es fácil, pero es necesario para ver cuáles son las plantas que realmente pueden resistir las condiciones extremas del mundo real.

Lo increíble es que, además de ser resistentes, estas plantas también deben mantener un sabor excelente. Porque no se trata solo de sobrevivir, sino de seguir siendo sabrosas y nutritivas. Por eso, aquí no solo buscan plantas que puedan resistir el clima y las plagas, sino que también se aseguran de que conserven todas sus características organolépticas: el sabor, la textura, el aroma. Esto significa que las variedades de tomate, brócoli y otras hortalizas desarrolladas son mucho más que resistentes: también son deliciosas.
Premios Sakata: reconociendo la innovación y el compromiso con la sostenibilidad
Aunque el trabajo científico es el corazón de la empresa, también hay un aspecto que refleja su compromiso con la sostenibilidad y la innovación: los Premios Sakata. Estos premios, que se entregan anualmente, buscan reconocer a aquellas personas y organizaciones que están contribuyendo de manera significativa a la mejora de la alimentación y la sostenibilidad.
En la sexta edición de los Premios Sakata, celebrada en el marco del Congreso Internacional de Gastronomía Verde VESTIAL 2025 en Almería, se reconoció a personalidades del mundo de la gastronomía y la agricultura por su esfuerzo en promover una alimentación más saludable y sostenible. Entre los galardonados estuvieron figuras como el chef Dani García, quien recibió el Premio Sabor, o el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que fue premiado por su trabajo en la promoción del brócoli. Estos premios no solo celebran el trabajo de los premiados, sino que también reflejan la misión de Sakata: promover la salud, la innovación y la sostenibilidad en la alimentación.

Un compromiso con el futuro de la agricultura
El trabajo de Sakata no solo se ve en los premios o en los avances científicos, sino en el impacto real que tiene en nuestra alimentación. Gracias a su dedicación, hoy en día tenemos acceso a hortalizas más resistentes, sabrosas y respetuosas con el medio ambiente. Las semillas desarrolladas por Sakata ayudan a reducir la necesidad de pesticidas, a mejorar la eficiencia en el uso del agua y a garantizar una producción más sostenible.
En resumen, estas semillas son más que simples elementos de la agricultura. Son el resultado de un esfuerzo científico enorme para crear un futuro más saludable y sostenible. Cada semilla es una pieza clave para garantizar que, a pesar del cambio climático y las plagas, podamos seguir disfrutando de alimentos deliciosos y nutritivos.