Había curiosidad y expectación por saber cómo sería el nuevo rifirrafe entre el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el jefe de la oposición Alberto Núñez Feijóo, en el Senado. El tercer cara a cara desde que el líder del PP se hizo con los mandos de su partido.
Animado por los suyos, Feijóo entró en la Cámara alta pisando fuerte, convencido de que está vez sí saldría por la puerta grande, ya que era mucho lo que se jugaba, y porque en las últimas semanas al Ejecutivo lehan reventado las costuras por donde menos esperaba.
Algunas de alto voltaje, como las críticas contra la ministra de Igualdad Irene Montero por los problemas que están surgiendo a la hora de aplicar la Ley del “solo sí es sí”, que permite que algunos condenados por violencia de género puedan ver reducidas sus penas. Otras, como la reforma del delito de sedición o la renovación del Consejo General del Poder Judicial, porque son innegociables para el Partido Popular.
De ellas ha hecho bandera el nuevo líder, convencido como está de que oponerse a todo lo que haga el Gobierno de coalición, le dará la victoria en las autonómicas y municipales que se celebrarán en el mes de mayo, aunque para conseguirlo tenga que hacer concesiones a VOX y fagocitar a Ciudadanos, con temas por los que el líder gallego lucha incansablemente en su intento de poner contra las cuerdas al Presidente del Gobierno, animado por el ala más dura de su partido, y apoyado por los medios afines.
Una vez más, las expectativas puestas en el discurso de Feijóo en el Senado defraudaron a quienes ven al líder del PP interpretando un papel para el que no está preparado, entre otras razones porque no hay que olvidar que está tomando tierra, que es un político a quién el éxito ha acompañado desde sus inicios, sobre todo desde que hace 13 años llegó a la presidencia de la Xunta de Galicia arropado por cuatro mayorías absolutas, lo que le ha permitido gobernar sin problemas, aplicando las políticas liberales que le gustaría aplicar en el resto de España.
Feijóo no contaba con que otros prefieren a la baronesa de Madrid, quien no renuncia a sustituirlo en su carrera a La Moncloa
Cambiar de la noche a la mañana, no está siendo fácil para Feijóo, convencido de que para buena parte de sus votantes él era el líder mejor preparado tras el fiasco de Pablo Casado. Con lo que no contaba era con que otros muchos prefieren a la baronesa de Madrid, quien no renuncia a sustituir a Feijóo en su carrera a La Moncloa.
Tampoco esperaba Feijóo la capacidad de resistencia de Sánchez para solventar los problemas a los que ha tenido que hacer frente desde que llegó a La Moncloa, con los votos de Unidos Podemos y de quienes le apoyaron en la investidura. Sin embargo, no han sido las discrepancias con sus socios, la tarea más difícil. Lo peor vino al tener que gestionar el Covid, una pandemia que afectó a todos los países y que ha dejado miles de muertos en el camino. Y por si eso fuera poco, la invasión de Ucrania por parte de la Rusia. Una guerra que sabemos cómo empezó, pero no lo que nos iba a costar, tanto que está poniendo patas arriba las economías de Europa y la vida de sus ciudadanos.
De ahí que para evitar males mayores urge que nuestros políticos aparquen las diferencias, se sienten en una mesa, y no se levanten hasta que lleguen a acuerdos. ¿Lo harán? Me temo que no. Y lo pagaremos todos.