En pleno corazón de Gijón se encuentra Abarike, un restaurante que no solo apuesta por ofrecer pescado y marisco de primera calidad, sino que lo hace con un compromiso firme por la sostenibilidad. Bajo la dirección de una cocinera tan joven como brillante, Lara Roguez, Abarike ha ganado reputación por su enfoque en la trazabilidad y el respeto al entorno marino, haciendo del consumo responsable una auténtica bandera de vida.
Lara Roguez ha recorrido un largo y fascinante camino en el mundo de la alta cocina. Su viaje comenzó en el Bridgend College de Gales, donde combinó sus estudios de hostelería con trabajo en un restaurante con una estrella Michelín, lo que despertó en ella una pasión inquebrantable por la cocina creativa y de alta calidad. Ya de vuelta a España se perfeccionó bajo las alas de Nacho Manzano, el chef asturiano de Casa Marcial, con dos estrellas Michelín, donde adoptó un profundo respeto por los productos locales y la tradición asturiana.
Con un enfoque culinario único, Lara combina los sabores tradicionales asturianos con influencias internacionales, creando platos visualmente fascinantes y llenos de sabor. Su personalidad decidida y su pasión por la innovación culinaria la han llevado a recibir múltiples premios, y en 2023 abrió Abarike, su proyecto más ambicioso. El restaurante, galardonado por la Guía Michelín apenas seis meses después de su apertura, refleja su compromiso con la excelencia y la sostenibilidad.
Sabores auténticos con un toque creativo
El menú de Abarike está preciosamente diseñado para resaltar la frescura de los productos marinos del Cantábrico y otros rincones clave, siempre respetando los ciclos naturales de cada especie. Con una carta dividida en categorías como bivalvos, crustáceos y pescados azules, cada plato busca ser una celebración de los sabores auténticos del mar, aderezado con un toque moderno y creativo.
Uno de los platos estrella es el tartar de lubina, donde la frescura del pescado se combina con cítricos y hierbas frescas, creando una armonía de sabores y texturas que enamora el paladar. Otro plato inolvidable es el carpaccio de carabinero, que se sirve con la cabeza del crustáceo a parte para poder esprimirla y darle un destello de umami al dulzor del carabinero y llevando la delicadeza del mar a otro nivel.
La fiesta puede seguir con la gilda de langosta, una combinación única de frescura marina y delicadeza, y el lomo de virrey, cocinado a la parrilla o al horno para realzar su sabor a mar, acompañado de una ensalada de tomate azul y manzana asturiana osmotizada, lo que añade un contraste de texturas y sabores.
Mariscos que cuentan historias y postres con alma asturiana
El compromiso de Abarike con la sostenibilidad no es solo una declaración: cada plato cuenta con un «cuaderno de bitácora» que detalla de dónde proviene cada ingrediente, quién lo pescó y cómo fue capturado. Cada plato cuenta una historia, como el plato de langosta es preparado con una técnica que preserva toda su jugosidad y sabor, mientras que el virrey, uno de los pescados más representativos del restaurante, se convierte en una oda a la frescura marina gracias a su cocción precisa.
Los postres en Abarike también tienen su protagonismo. La tarta de manzana asturiana, presente en el menú, es una reinterpretación elegante de un clásico regional, mientras que la tarta de queso afuega’l pitu es una oda a uno de los quesos más característicos de Asturias, adaptado en un postre cremoso que es un verdadero deleite.
En definitiva, Abarike no es solo un restaurante, es un viaje que invita a los comensales a disfrutar del mar en su máxima expresión, respetando y celebrando su riqueza, todo bajo la atenta dirección de Lara Roguez, una chef que ha sabido fusionar tradición y vanguardia con un compromiso inquebrantable con la sostenibilidad.
