Es una de las escritoras del momento. Su libro, La educación física (Seix Barral), ha sido reconocido con el Premio Biblioteca Breve 2023. En la obra, ambientada en los años 90, una adolescente batalla con su propio cuerpo… como hicimos todas. Rosario Villajos, que confiesa no haber ganado un premio nunca antes, lo siente como “un aval a su escritura”. Rosario llega a esta novela por accidente, ya que era un pasatiempo mientras escribía otra que no le terminaba de convencer. Crónica Libre entrevista a Rosario Villajos para hablar de literatura, de mujeres, y de su obra.
Aunque la escritora tiene una novela gráfica publicada en 2017, Face, dos novelas más, Ramona, (2019), y La muela (2021), no pudo escapar de sufrir el síndrome de la impostora. Rosario Villajos cuenta que lo tuvo y cuando dejó de tenerlo lo fingió para que no fuera nadie a molestarle intentando bajarle los humos. En sus propias palabras: “Si haces como que este no es tu campo parece que le quitas importancia al hecho de que te menosprecien”.
¿Crees que lo has tenido más difícil o más fácil por ser mujer en el panorama literario?
En mi caso específico ha sido increíblemente fácil. Y eso es porque he aparecido en el panorama cuando las mujeres están de moda, cuando por fin nos interesa el universo de lo doméstico, y como ya no tengo el síndrome de la impostora, diré que lo mismo me ha ido bien porque ha habido personas que se han interesado por mi estilo de escritura y por los temas que trato.
La crítica dice de tu última novela que “recoge el sentir de una generación y es una experiencia única y a la vez universal”. ¿Era esta tu intención al escribirla?
Mi intención era escribir lo que yo necesitaba leer. Lo que ha dicho el jurado, que es muy bonito y me emociona mucho, habrá que investigarlo preguntándole a ellos.
¿Son la nostalgia y el revival filones inagotables para los autores y consumidores de cultura de nuestra generación?
No lo sé. No tengo ni idea de cómo se manejan los demás autores y consumidores. Yo no soy nostálgica. No siento apego alguno por el pasado. Si escogí los noventa fue para demostrar que no hemos cambiado tanto y que, además, no podemos cambiar más porque habíamos normalizado situaciones de violencia, y no se puede hacer desaparecer lo que no tiene nombre.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
No, pero el futuro tampoco es muy luminoso. Cada época guarda sus problemas y las cosas no mejoran porque no escuchamos, ni entendemos ni nos preocupamos de verdad por quienes van a estar aquí más tiempo que nosotros, que son los jóvenes.
¿Quién te ha inspirado para el personaje protagonista de Catalina?
Muchas chicas a las que conocí, incluyéndome a mí misma. Pero, sobre todo, me acordé de una chica de mi barrio a la que con quince años no le dejaban salir ni hacer nada y su madre, extremadamente delgada, la seguía vistiendo como a una niña pequeña. A veces me he preguntado qué habrá sido de ella.
¿Por qué era y es tan difícil que las mujeres de todas las edades tengamos una relación sana con nuestros cuerpos?
Porque nos han metido tonterías y mentiras en la cabeza. Yo también tengo una relación complicada, así que no puedo dar soluciones, solo preguntas al respecto y suposiciones.
¿Cómo llega a convertirse el cuerpo de la mujer en el escenario donde se reflejan los miedos, las tensiones y las violencias de cada época?
Sólo hay que echar un vistazo a los medios de comunicación y ver noticias relacionadas con mujeres en las cinco últimas décadas para darse cuenta.
Siempre hay un “violador del ascensor”, o un hombre que quemó viva a su mujer después de que lo denunciara delante de toda España, o un Alcasser, o un hombre que se vengó de su exmujer calcinando a sus hijos, o una manada, o una chica desaparecida y encontrada medio muerta en una cuneta, o una mujer expulsada de la política y culpabilizada por sufrir abusos sexuales, o cientos de chicas cuyos cuerpos nunca han aparecido y sin embargo nos los ponen de guía para recordarnos a hombres y mujeres que es mejor que las mujeres se queden en casa. Mirando esas noticias y sus comentarios se da una cuenta de en qué época vivimos.
¿Con qué proyectos estás a medio y largo plazo?
Con ninguno, intento no ponerme plazos porque lo más importante es la salud mental y ahora mismo tengo la cabeza en la promoción de este libro, me resulta difícil ponerme a pensar en otra cosa. De momento, me consuelo con leer e investigar sobre posibles ideas, pero sin imponerme ningún compromiso.