David, Ziggy Stardust, El delgado Duque Blanco, Scary Moster, Pierrot… Nunca hubo un solo Bowie pero todos pasaron por el objetivo de Brian Duffy. La exposición Bowie taken by Duffy muestra todas las caras del poliédrico artista en sus mejores años. Material que nunca había visto la luz se da cita, por primera vez, en el Colegio de Arquitectos de Madrid desde el 15 de marzo.
El 12 de abril de 1973 salía a la venta el disco Aladdin Sane, posiblemente el disco más complicado de la carrera de David Bowie. Su último trabajo, The Rise and Fall oz Ziggy Stardust and the Spiders from Mars le había consagrado como una estrella global del pop. Bowie sabía que se la jugaba, así que decidió dar una vuelta que sorprendiera, que le diferenciara aun más y le encumbrara definitivamente.
Bowie se hizo más Bowie, nacía una marca personal única que le convirtió en el icono que ya nunca dejaría de serlo. De hecho, hay biografías en las que le denominan como el artista más importante de la cultura popular.

El mítico rayo rojo y azúl
La portada del aclamado disco Aladdin Sane la realizó el idolatrado fotógrafo Brian Duffy. Entonces ellos no lo sabían -o quizá sí- pero esa imagen de la cara de Bowie atravesada por un rayo azul y rojo se convertiría en una de las referencias más importante de la cultura pop.
El disco Aladdin Sane llegó a ser número 1 en Reino Unido y también sería el número uno en el que los dos genios trabajaran mano a mano. Habría más, su alianza duraría casi una década, hasta el arranque de los años 80, los que se conocen como los años dorados del cantante. Esos son los años que se mostrarán en la exposición Bowie Taken by Duffy, que se inaugura la próxima semana en Madrid.

El ojo de Bowie y el objetivo de Duffy
Brian Duffy fue el fotógrafo que cambió el impuso su acertada mirada en la fotografía inglesa y europea durante décadas, entre los 50 y los 80. Trabajó con los más grandes, consiguió cambiar el concepto del retrato pero además puso su enorme talento al servicio de la publicidad, la moda y reportajes periodísticos. Y por supuesto, celebritys. Todas y todos mataban y morían por un disparo de Duffy. Pero el fotógrafo puso sobre todo su ojo y su objetivo en el artista de los ojos de diferente color.
Fotografías inéditas verán por fin la luz en esta exposición, muchas de ellas, descartes de portadas de sus discos, aunque serán las instantáneas de los alter ego de Bowie los que más impactarán, emocionarán y revolverán emociones a los que aun siguen idolatrando al artista. Cuando dos talentos se juntan en la misma habitación surge la magia.

Los otros Bowie, la obsesión del cantante
Cuando Duffy y Bowie trabajaron juntos por primera vez en el diseño de la portada de Aladdin Sane, el artista ya estaba poseído por la esencia de Ziggy Stardust, ese extravagante alienígena bisexual que creó para el disco anterior y que llegó a convertirse en una obsesión para Bowie, él mismo reconoció que a veces no se sabía quien era quien.
Todos los alter ego de Bowie pasaron por la cámara oscura de Duffy: Pierrot, Ziggy Stardust y El delgado Duque Blanco. Bowie era él y sus consecuencias y Duffy lo entendió a la perfección gracias a ello, ahora descubriremos caras desconocidas de un artista del que casi se conoce todo.
Madrid vuelve a recibir con cariño y emoción a un Bowie que siempre mostró fascinación por la ciudad. Desde el 15 de marzo en el Colegio de Arquitectos de la capital, Brian Duffy como nunca lo habíamos visto y David Bowie como siempre quisimos verlo.