En Arucas, un rincón lleno de encanto al norte de Gran Canaria, hay una destilería que lleva más de 140 años transformando caña en cultura. Ron Arehucas no es solo un ron, es parte del alma canaria. Una marca que ha crecido con las islas, que se ha colado en brindis, celebraciones, sobremesas y hasta en canciones populares. Pero lo mejor es que hoy sigue tan viva y auténtica como siempre, con una visión moderna y sostenible que la convierte en referente dentro y fuera del archipiélago.
Su mayor particularidad es, sin duda, el uso exclusivo de jugo fresco de caña de azúcar, nada de melaza industrial. Y no de cualquier caña: solo usan la que cultivan en su propia finca, Las Vegas, al abrigo del Atlántico y de la montaña de Arucas. Esta caña se corta a mano cada marzo, en plena zafra, y se prensa allí mismo. Eso les convierte en la única gran destilería nacional que controla todo el proceso, desde la siembra hasta el embotellado. Y se nota. En el sabor, claro, pero también en la filosofía.
Este 2025, Arehucas ha logrado un hito que marca un antes y un después: la certificación ecológica. Es la primera gran destilería de ron en España que consigue este sello, que garantiza un cultivo 100% libre de pesticidas y fertilizantes sintéticos. Tres años de trabajo silencioso, paciente y riguroso que hoy se reconocen con un aval que trasciende lo simbólico. Porque no se trata solo de sostenibilidad: se trata de identidad, de defender una forma de hacer las cosas que respeta el entorno, las tradiciones y al consumidor. El ron del futuro, parece, tiene raíces profundas en la tierra canaria.
Lola Flores y Plácido Domingo visitaron la destilería del ron Arehucas
A esta apuesta ecológica se suma un plan integral de sostenibilidad: placas solares, sistemas de producción eficientes, flota híbrida para su equipo comercial y eliminación del plástico de un solo uso en todos sus eventos. La destilería es hoy un ejemplo de cómo se puede innovar sin perder el alma.
Visitar Arehucas en plena zafra es una experiencia sensorial que engancha. Desde el campo hasta la sala de molienda, pasando por los antiguos alambiques y las impresionantes naves de barricas, todo huele a historia viva. En las paredes hay firmas de celebridades que han pasado por allí —de Lola Flores a Plácido Domingo—, y en la tienda, si te animas, puedes crear tu propia botella personalizada: la embotellas tu mismo, eliges la etiqueta, y te llevas una joya irrepetible. Es la guinda de una experiencia que mezcla paisaje, memoria y sabor.
En cuanto al producto, hay ron para todos los gustos y momentos. Desde los básicos Blanco y Oro, ideales para cócteles, hasta el clásico Ron Miel, que siempre funciona en sobremesa. Y si buscas algo más especial, los añejos de 7, 12 y 18 años han sido premiados en concursos internacionales por su complejidad y elegancia. ¿La joya de la corona? El mítico Capitán Kidd, un ron envejecido más de 30 años que es pura historia embotellada. Intenso, profundo, de esos que se saborean con tiempo.
Detrás de esta marca con tanto carácter hay también un equipo que respira pasión por el ron. Entre ellos, destaca Óscar Lafuente, embajador de marca de Arehucas, campeón de coctelería y gran defensor del producto canario. Aunque no siempre esté en la destilería, su energía se siente en cada presentación, evento y copa servida con orgullo isleño. «Un buen ron no necesita disfraz, solo verdad», suele decir. Y eso es lo que transmite Arehucas: autenticidad destilada. Porque hay muchas formas de brindar, pero pocas que sepan tan a tierra, a historia y a futuro como esta.
