La asociación Docentes Feministas por la Coeducación (DOFEMCO) ha registrado ante al Gobierno de Canarias una petición para que se retire una guía en la que se banalizan las cirugías, se habla de cuerpos equivocados y se asegura que el sexo se puede elegir. Los contenidos anticientíficos relacionados con la educación afectivo-sexual se han adueñado de los materiales dirigidos a la infancia y la adolescencia ante la pasividad, cuando no la complicidad, de algunas administraciones.
La Guía número 4 titulada Sexualidad. Cuerpos, identidades y orientaciones del Instituto de Igualdad del Gobierno de Canarias, dirigida a mujeres jóvenes entre 16 y 25 años, podría describirse como “una fiesta alegre de cuerpos sometidos a cirugías y hormonaciones con consecuencias irreversibles, donde se asegura que el sexo se puede cambiar para adaptarse a la identidad subjetiva de cada persona”, explica María, profesora de Educación Secundaria e integrante de Dofemco, que ha participado en la elaboración del informe que ha acompañado a la solicitud de retirada efectuada ante el Gobierno de Canarias de este material.
Ella, que como otras profesionales de la educación prefiere guardar su anonimato por miedo a represalias, observa cada día la realidad de las aulas y afirma que “se está utilizando el feminismo como coartada” para mezclar a Celia Amorós con Judit Butler y poner a las dos en el mismo plano cuando son completamente contrarias. “En la guía el concepto género se explica bien, pero, inmediatamente, recogen una serie de etiquetas que contradicen lo que han recogido con anterioridad”, señala María.
Una guía con imágenes confusas
En esta Guía, que forma parte de un conjunto de cuatro editadas por el Instituto de Igualdad del Gobierno de Canarias en 2018, a la que ha seguido un lote de otras cuatro publicadas en 2019, llaman poderosamente la atención las ilustraciones que acompañan a los textos. Combinaciones de cuerpos con pechos y pene, o vulvas y barba, captan la atención de quien se acerca a ella y obliga a reflexionar sobre un aspecto corporal imposible de encontrar en la realidad si no se ha pasado previamente por un quirófano o un tratamiento farmacológico.
Junto a ellas, una de las ilustraciones más cuestionables es la que representa un ‘falómetro’ para medir la longitud de los penes ya que, según se recoge en la guía “tiene mucha importancia la apariencia y funcionalidad de los genitales, que se miden si la asignación no es clara”. Esta manera de determinar el sexo de una persona ha impregnado también los cursos de formación del profesorado que asume estas máximas sin cuestionarlas.
“Me quedé impresionada cuando, en un curso de formación sobre diversidad sexual, nos explicaron las medidas que tiene que presentar un pene para que a esa persona se le considere hombre porque, si es muy pequeño, podría ser una mujer”. Pero, “lo peor” –continúa María- “es que allí se encontraba profesorado de biología que permaneció callado”.
Otra de las imágenes más llamativas es la de un armario donde se sitúan trajes colgados que simulan cuerpos para poder elegir aquel con el que cada persona se sienta más identificada y, al igual que se hace con la ropa, ponérselo y quitárselo con total naturalidad, como si el sexo se tratara de una elección.
La directora del Instituto de Igualdad reconoce que ella «hubiera hecho otras«
La directora del Instituto de Igualdad del Gobierno de Canarias, Mónica Fumero , nombrada en 2019 responsable de este organismo por Noemí Santana (Podemos) –consejera de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias– ha declinado la invitación de Crónica Libre para explicar el contenido de esta guía. Simplemente, se ha remitido al mensaje publicado en la red social Twitter al conocer la petición de retirada de la Guía número 4 efectuada por DOFEMCO ante el Gobierno canario.
En dicho mensaje, Fumero explica que estos materiales los “inició el PSOE en 2016 y los concluyó CC [Coalición Canaria]” pero “he leído las guías y no considero que haya motivos para su censura”. Reconoce, sin embargo, que ella “hubiera hecho otras, pero ello no es motivo para retirar trabajos de mis antecesoras”. La directora del Instituto de Igualdad recuerda, además, que “en Canarias hay una Ley Trans aprobada en el Parlamento por unanimidad de los grupos parlamentarios, así que nada que declarar al respecto”.
Mónica Fumero tampoco ha atendido la solicitud de reunión de DOFEMCO para tratar aquellos aspectos en los que se presentan conceptos anticientíficos como verdades. Tampoco lo ha hecho el Consejo Escolar canario a pesar de haber pedido varios encuentros en los dos últimos años. “Lo que se recoge en esta guía está escrito, además, con el lenguaje que las familias no entienden pero sí las adolescentes muy aleccionadas por las redes sociales, y esto contribuye al alejamiento de estas chicas de sus padres y madres e incluso, a la ruptura”, explica María, cuando los padres se ven sorprendidos por situaciones que desconocen.
Ella, que como docente se muestra preocupada por la entrada del transgenerismo en las aulas, observa cómo este tipo de contenidos influye más en las mujeres que en los hombres “y esto constituye un peligro” porque “incide, principalmente, en chicas que pudieran ser lesbianas o que se niegan a ser hipersexualizadas y, entonces, se les hace dudar de su sexualidad para encaminarlas hacia lo trans porque es muy transgresor y está de moda”, apunta.
El trabajo de DOFEMCO
Desde hace tres años, las profesoras integradas en DOFEMCO realizan una intensa labor para detectar aquellas prácticas en los centros educativos que dificultan la formación del alumnado en las líneas de coeducación que contribuyen a la construcción de una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres.
Constituida por profesoras, se han organizado en grupos de trabajo para intentar abarcar todos aquellos aspectos educativos influenciados por los distintos protocolos y leyes que afectan directamente al profesorado así como para revisar los contenidos de los materiales y talleres que se ofertan al alumnado. Ana Hidalgo, presidenta de Dofemco, asegura “que cada vez se ponen en contacto con nosotras más docentes para que les demos formación sobre contenidos coeducativos”.
Las organizaciones sindicales, los partidos políticos, los institutos de la mujer en distintas comunidades autónomas y los órganos de participación en el control de la gestión de los centros educativos constituyen los objetivos principales de una organización que pretende evitar, no sólo el adoctrinamiento del alumnado con conceptos anticientíficos, sino trabajar desde todos los ámbitos en la coeducación.
“Los transactivistas que dan talleres o charlas en los centros educativos ocultan lo que dicen los protocolos para confundir, tanto al alumnado como al profesorado y a los equipos directivos”, explica Ana Hidalgo. Un ejemplo de ello es la polémica surgida sobre la creación de baños mixtos para chicos y chicas. “Los protocolos –afirma la presidenta de Dofemco- no recogen que sea obligatorio pero se presenta así en los cursos de formación que se imparten a los docentes y los responsables de los centros no saben qué hacer”. Semanalmente, Dofemco recibe vía email preguntas sobre los baños mixtos continuamente “y nosotras asesoramos a los equipos directivos y les indicamos que revisen los protocolos porque no existe ninguna obligación para ello”.
Nombrar al alumnado
Una de las situaciones que con mayor dificultad enfrenta el profesorado en las aulas es el cambio del nombre del alumnado que se declara ‘trans’. “Hay centros donde se está llamando a chicos y chicas con un nombre distinto y las familias no lo saben”, señala Ana Hidalgo que advierte sobre la peligrosidad de esta práctica y el asentimiento inmediato por parte del profesorado a los requerimientos de este alumnado sin conocer los protocolos de actuación.
“Nosotras recomendamos que, en primer lugar se informe, a quienes solicitan en clase ser identificados por un nombre distinto, de los datos contenidos en el registro del centro y hablar con sus tutores o tutoras y el resto del profesorado para consensuar un solución que, puede ser, utilizar el apellido en vez del nombre de pila siempre que esta decisión se aplique a todo el alumnado de esa clase y no sólo a la persona afectada”, explica Hidalgo. Posteriormente, “es necesario informar a la familia para conocer si existen otros problemas asociados”, afirma.
La experiencia de las profesoras de DOFEMCO señala las redes sociales e internet como la verdadera escuela del transactivismo. El alumnado ha aprendido a través de estas plataformas cómo tiene que comunicarlo a las familias, qué mecanismos tiene que activar para presionarlas y cuáles son las amenazas ante una posible negativa.
“Es verdad que la dirección del centro puede abrir un protocolo de abuso si las familias se niegan a esta llamada ‘transición social” del alumnado pero no es habitual, a no ser que al frente del centro se encuentren responsables transactivistas, que los hay”, señala Hidalgo, “pero no normal es hablar con el servicio de orientación o recomendar a las familias que busquen ayuda psicológica porque este tipo de adolescentes presentan problemas asociados como las autolesiones, la depresión o el autismo”.
Transiciones ocultadas
DOFEMCO ha tomado una postura clara ante la corriente transgenerista que intenta inculcar en menores y adolescentes los postulados derivados de la Teoría Cuir. “Nosotras no creemos que haya ‘infancias trans’ y que se puede nacer en un cuerpo equivocado” afirma con rotundidad la presidenta de DOFEMCO, “pero tenemos a los transactivistas dentro de las aulas, año tras año, con talleres y charlas en las que se muestran a favor de estas transiciones sociales y de ocultarlas a las familias por si se mostraran contrarias”.
El desconocimiento de madres y padres ante lo que ocurre con sus hijas e hijos en los centros educativos es preocupante. “Tenemos una compañera que ha vivido la experiencia de estar, durante dos años, llamando a una alumna con el nombre que ella había elegido y en su casa nadie sabía nada”, comenta Hidalgo. Cuando estas situaciones se dan entre el alumnado de 16 o 17 años “es terrible porque esos dos años han servido para reforzarse en su decisión y revertir la situación es muy difícil después”.
Ley Trans
Lo expuesto por Ana Hidalgo se ha visto agravado con la aprobación de la llamada Ley Trans. Según su artículo 43.1 “toda persona de nacionalidad española mayor de dieciséis años podrá solicitar por sí misma ante el Registro Civil la rectificación de la mención registral relativa al sexo” y, con ello, su nombre.
“Esto ha supuesto una vuelta de tuerca más a la situación que vivimos entre el profesorado porque ahora, legalmente, con dieciséis años pueden hacerlo sin el permiso de sus padres” señala la presidenta de Dofemco quien augura que “en ocasiones, vamos a ser las profesoras y profesores quienes demos la noticia a las familias”.
La entrada del transgenerismo en los centros educativos se ha visto reforzada con los protocolos dictados por distintas comunidades autónomas en los que se recogen las medidas a adoptar por parte del profesorado ante la presencia en las aulas de menores autodeclarados “trans”.
Estos protocolos han desplazado la coeducación y la verdadera educación afectivo-sexual en colegios e institutos que han abierto la puerta a charlas y talleres impartidos por activistas de diversas organizaciones LGTBIQ+ sin comprobar la idoneidad de los contenidos ni su formación docente. Varias integrantes de DOFEMCO han publicado el libro La coeducación secuestrada para alertar a la comunidad educativa del adoctrinamiento de un alumnado cautivo sin el conocimiento de sus familias.