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Las reclamaciones feministas brillaron por su ausencia en el debate cara a cara entre Sánchez y Feijóo. Imagen: Atresmedia.
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Sánchez vs Feijóo: aburrimiento ‘testosterónico’

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El debate o lo que fuera esa escenificación televisiva entre Sánchez y Feijoo ayer noche parecía salido de las competiciones infantiles de aquel juego no por casualidad llamado “el de los políticos”. No se trataba en absoluto de establecer un diálogo, escucharse o rebatirse con datos y argumentos, sino de gritar cada vez más hasta tapar la voz de la pareja que te tocaba. El espectáculo más bien lamentable que dieron ambos candidatos durante la mayor parte del tiempo estuvo cargado de aburrimiento testosterónico, lo que no tendría mayor importancia si no fuera porque no se trata de un juego. Al contrario, hay mucho en juego: ni más ni menos se trata de quién va estar al frente del gobierno velando por las necesidades de la ciudadanía en los próximos cuatro años.

Casi desde el principio del debate, cuando en el bloque de economía el presidente Sánchez exhibió músculo con datos económicos positivos sobre empleo, crecimiento y reducción de la inflación logrados bajo su mandato, el candidato Feijóo inició las acusaciones de mentir en las que se enzarzaron ambos mutuamente sin fin en el resto de los bloques del debate.

Con escasas excepciones, pasaron por los temas sin atender ni responder a las preguntas de los moderadores, dejando a la audiencia más desorientada que informada, y ya no digamos seducida. Dos señores de 51 y 61 años lanzándose versiones de tres tipos de mensajes: yo mejor, y tú más, y no me jodas, macho. La audiencia femenina, además de todo lo vivido en esta horrenda legislatura para los derechos de las mujeres y en la que se ha despreciado como nunca al movimiento feminista, quedó más que harta también de las formas.

Y es que del contenido en el debate poco podemos decir desde el punto de vista de las mujeres. Por omisión absoluta -ni rastro del gravísimo problema de la explotación sexual, ni de la ley abolicionista reclamada incansablemente por el movimiento feminista- o bien por reducción de nuestra condición de electoras a víctimas, aunque ni siquiera para abordar la insoportable violencia machista hemos sido protagonistas.

Pacto de Estado Contra la Violencia de Género

De hecho, al poner sobre la mesa del debate la ignominia de VOX, añadida a su negacionismo, sin comparecer o burlándose en los minutos de silencio convocados por varios asesinatos machistas desde sus recién estrenados cargos fruto de pactos con el PP, la cuestión ha consistido en dirimir cuál de los dos socios menores del PSOE y del PP se había negado a firmar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Recordemos que, obviamente por razones distintas, Podemos se abstuvo originalmente en su aprobación en 2017 y Vox se negó a ratificar el 25 de noviembre de 2021.

Por otra parte, la mención al “error legislativo” reconocido así por Sánchez respecto a la ley del «Solo sí es sí”, corregido por el pacto entre ambos partidos mayoritarios poco después -contra el enroque de Podemos y sus acusaciones a la judicatura- ha acabado convirtiendo a los agresores excarcelados en protagonistas, esta vez como arma arrojadiza, sin abordar en ningún momento posibles políticas serias de prevención que eviten la existencia de víctimas. Ninguno de los dos candidatos lo ha hecho.

Finalmente, llama la atención la clamorosa ausencia del debate de la “Ley Trans (Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI). ¿Cómo es posible que el asunto presentado como un gran avance en derechos por el autodenominado “Gobierno más feminista de la historia de España” no se haya mencionado ni una sola vez como logro por parte de Sánchez? ¿Cómo es posible que habiendo Feijoo prometido derogar esa Ley si llega a gobernar, en declaraciones recogidas incluso en la prensa extranjera como The Times, The Telegraph o Financial Times, no lo haya criticado ni aportado un solo dato como baza?

Ambos políticos se han referido a las siglas LGTBI, las banderas y los balcones, evitando nombrar el nuevo delito de odio (la “transfobia” o “LGTBIfobia”) para el que se ha impuesto una mordaza con la que se pretende acallar toda crítica de las feministas y de la ciencia. Ni media palabra sobre la delirante situación educativa y sanitaria que ha blindado la ley. ¿Para qué solicitó el PP la avocación al Pleno del Congreso con el fin de evitar una aprobación opaca desde la Comisión de Igualdad, sin debate parlamentario, además de haber invitado a feministas, familias, investigadoras y profesionales a exponer sus argumentos y datos en el Congreso y en el Senado antes de aprobarse la ley?

Esta inaudita omisión solo puede deberse a un pacto entre cínicos, a quienes la eliminación del sexo como dato objetivo en las leyes y base de las políticas de igualdad les debe parecer, como decíamos al principio, un simple juego.

Amparo Domingo

Amparo Domingo es representante en España de Women's Declaration International e integrante de la Coordinadora de Confluencia Movimiento Feminista.

Silvia Carrasco

Silvia Carrasco es presidenta de Feministes de Catalunya y vicepresidenta de Docentes Feministas por la Coeducación (Dofemco) e integrante de la Coordinadora de Confluencia Movimiento Feminista.