No hay dudas. El beso de Rubiales a Jennifer Hermoso fue un abuso sexual. Así lo recoge el “Protocolo para la prevención, detección y actuación frente al acoso y abuso sexual” de la RFEF y así lo entiende la víctima, Gobierno, oposición, futbolistas y la mayoría de la sociedad nacional e internacional, porque el escándalo ha llegado a todos los rincones del planeta. Si Rubiales no dimite mañana viernes, el Gobierno arbitrará para expulsarle de este partido sucio, bronco, carente de fair play e innecesariamente largo. Su comportamiento ilegal, machista y antideportivo era de tarjeta roja y expulsión desde el minuto 1.
“Abuso sexual es un acto no violento, pero no consentido”. Lo dice la Real Federación Española de Fútbol en su “Protocolo para la prevención, detección y actuación frente al acoso y abuso sexual”, que se aprobó el 5 de junio de 2018, dos semanas después de que Luis Rubiales fuera elegido presidente. Es decir, con su comportamiento en la final de la Copa del Mundo de Fútbol Femenino de Sídney está incumpliendo la normativa que él mismo creó al llegar al puesto.
El exfutbolista Luis Rubiales fue nombrado presidente de la RFEF el 17 de mayo de 2018. Fue en la segunda reunión de su Junta Directiva cuando la Real Federación Española de Fútbol «cristalizó su compromiso de dar protagonismo a las mujeres en el deporte en medidas de gran calado», dicen desde el estamento. Se trataba de la creación de una nueva área específica de fútbol femenino, el Plan de Igualdad de Oportunidades, el Protocolo de Prevención ante el acoso sexual y la incorporación de mujeres a la directiva de esta institución.
«Desigualdad basada en el mayor poder y autoridad»
Dice ese protocolo que «los acosos y abusos sexuales no escapan del ámbito del deporte ni de los centros donde éste se lleva a cabo. Hay que tener en cuenta que las relaciones entre los profesionales del mundo del deporte y las personas que lo practican son de carácter vertical, esto es, implican una desigualdad basada en el mayor poder y autoridad de que dispone la figura del profesional. Estas relaciones asimétricas pueden ser utilizadas de forma negativa, utilizándolas para forzar la realización de conductas que implican un grave riesgo para el desarrollo de la persona, como son los maltratos y abusos».
El documento aporta además normativas que se ha ido aprobando históricamente en distintos organismos nacionales e internacionales que sirvieran de espejo en el que debería reflejarse la Federación Española de Fútbol. Sus contenidos ayudan a esclarecer el caso Rubiales: “Los miembros del entorno del atleta que ocupan puestos de poder y autoridad suelen ser los principales autores», dice la Declaración de Consenso sobre el Acoso y el Abuso Sexual en el deporte del Comité Olímpico Internacional (COI).
Rubiales y la RFEF incumple su propio protocolo contra abusos sexuales
Parlamento Europeo, UNESCO, Senado… el “Protocolo para la prevención, detección y actuación frente al acoso y abuso sexual” de la RFEF recoge todas las resoluciones aprobadas para proteger a la mujer del abuso sexual en el deporte. Y con ese objetivo, la institución que preside Luis Rubiales declara que sus objetivos son: «Prevenir posibles situaciones de acoso y abuso sexual entre profesionales y deportistas federados y otras personas que prestan servicios para la Real Federación Española de Fútbol. Establecer un procedimiento de actuación ante indicios de situaciones de acoso y abuso sexual. Promover un contexto social de rechazo y una adecuada respuesta ante cualquier modalidad de violencia sexual contra adultos y personas menores de edad».
Presionar a la víctima para salvar su cargo
¿Y cuál es el procedimiento de actuación de la RFEF ante casos de abuso sexual? Ese es el quid de la cuestión y ahí está el problema. La Federación -y su presidente al frente- no ha seguido sus propias recomendaciones. Al contrario, ha intentado ocultarlo minimizando al máximo la gravedad de la situación y presionando a la víctima para que mintiera y así acabara la polémica.
Dice el “Protocolo para la prevención, detección y actuación frente al acoso y abuso sexual” que «la detección es la primera condición para poder intervenir en estos casos y posibilitar así la ayuda a la víctima que sufra este problema. Debe ser lo más rápida posible para evitar la gravedad de consecuencias e incrementar las posibilidades de éxito de la intervención, tratar las secuelas, prevenir la repetición, etc».
Así las cosas, la actuación de la Federación ha sido la contraria al intentar salvar al presidente pasando por alto la situación de la futbolista mandando incluso un comunicado con palabras de Jennifer Hermoso que ella nunca había autorizado. De hecho, según publica la revista Relevo, tanto Rubiales como el entrenador Jorge Vilda presionaron a la jugadora para que grabaran un vídeo juntos. «Hazlo por mis hijas», llegó a decir el presidente de la RFEF intentando manipular a la víctima con chantaje emocional.
Rubiales debería controlar a Rubiales según el protocolo de la RFEF
La táctica estaba clara: si no hay abuso, no habrá consecuencias. Si no hay abuso, las voces críticas al comportamiento no tendrán argumentos contra el presidente, maquinaban en la RFEF. Lo perverso de este caso es que el “Protocolo para la prevención, detección y actuación frente al acoso y abuso sexual” se olvidó de la posibilidad de que fuera el presidente quién protagonizara un caso de abuso o acoso sexual.
Por eso, según la actuación que marca el documento firmado por Luis Rubiales es el propio presidente de la RFEF es encargado de abordar esas situaciones de acoso o abuso sexual y sería él el encargado de nombrar a un Comité Asesor, presidido por el propio Rubiales, y con dos miembros de la Federación.
Esa sería una de las bazas que se guardaría Luis Rubiales de cara a la Asamblea Extraordinaria que la RFEF ha convocado para este viernes, 25 de agosto. Aunque en el orden del día no aparece tratar el tema del escándalo provocado por el beso y por tocarse los genitales en el palco de autoridades, sí que hayu un punto que podría aprovecharse para que la Asamblea General decida si quieren mantener a una persona que tiene esos comportamientos sea el representante del fútbol español en el mundo.
La víctima, Gobierno, políticos y el clamor social piden la salida de Rubiales
«Mi sindicato FUTPRO, en coordinación con mi agencia TMJ se están encargando de defender mis intereses y ser los interlocutores sobre este asunto», dice Jennifer Hermoso en el comunicado que ha enviado a los medios. «Pedimos a la RFEF que implemente los protocolos necesarios, vele por los derechos de nuestras jugadoras y adopte medidas ejemplares», sentencia el escrito.
Las palabras de Jennifer Hermoso exigiendo responsabilidades es la puntilla que le faltaba al caso para que acabara de la única manera que puede dar algo de dignidad a este comportamiento indigno: la salida de Luis Rubiales de la RFEF. Presidente de Gobierno y ministros ya han manifestado su intención de acabar con su carrera si él no dimite por motu proprio. Por una vez, la oposición de acuerdo en un tema: no puede haber machismo en una institución que representa al fútbol español. El clamor social no deja lugar a dudas. No queda otra. Rubiales, tarjeta roja y expulsión.