El final del litigio contra una mujer de 35 años oriunda de Costa Rica, ha sido feliz gracias a la intervención de otra mujer. Y es que A.C.B, que había sido acusada por delito de tentativa de homicidio de su hijo -el cual acaba de cumplir siete años- no ha sido encontrada como culpable gracias a la luz que Olza puso en el proceso al explicar que la denunciada tenía trastorno por negación de embarazo el cual se da en uno de cada 475 embarazos. “Implica que tanto la mujer como sus familiares ignoran el embarazo ya que no se observan cambios físicos ni se dan los síntomas propios. Además, las posibles molestias o dolores se suelen atribuir a malestares de tipo intestinal”, explica la psiquiatra, escritora y activista por los derechos de los bebés y las madres y padres en la primera infancia.
Hay gotas de agua que acaban siendo océanos de libertad. La actuación en los informes periciales de la directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal y psiquiatra perinatal Ibone Olza, es un excelente ejemplo de ello. Y es que su intervención, así como la declaración como perita experta ante el Tribunal de Justicia de San José mediante video conferencia desde la sede del Consulado de Costa Rica en Madrid han sido claves en el triunfo de dicho proceso.
La sentencia previa, emitida el 8 de septiembre de 2021, declaró a A.C.B. autora de un delito de tentativa de homicidio calificado en perjuicio de su hijo, imponiéndole seis años de prisión, con posibilidad de sustituir la pena impuesta por el arresto domiciliario con monitorización electrónica. “El resultado absolutorio de la apelación contra dicha sentencia puede entenderse como un claro ejemplo de justicia restaurativa al reconocer que la mujer sufrió una patología tan desconocida pese a ser bastante frecuente como es el trastorno de negación del embarazo”, subraya Olza.
También víctima de violencia obstétrica
Tanto es así que el pasado 8 de junio, el operador jurídico absolvía de toda pena y responsabilidad a A.C.B. Tras el análisis de las pruebas presentadas por Olza así como de quienes testificaron a su favor el delito de tentativa de homicidio calificado en perjuicio de su hijo acabó en absolución.
Además, a la afectada también se le ha reconocido un extra de victimización Y es que no solo padeció en el parto un trastorno disociativo en contexto de negación del embarazo, sino que fue víctima de violencia obstétrica por la falta de diagnóstico y atención en el hospital, lo que puso en peligro su vida y la de su hijo.
Los hechos juzgados ocurrieron el 5 de mayo de 2016. Ese día A.C.B. comenzó a sentir un fuerte dolor en el área abdominal, por lo que acudió de forma urgente al Hospital de la Alajuela. Allí se le indicó que presentaba una infección viral y una masa intraabdominal indeterminada y le dieron de alta sin tratamiento alguno. Con gran desesperación por el aumento del dolor, la mujer pidió ayuda a una amiga para que la trasladen a otro centro médico.
Durante el traslado sintió ganas de defecar y pidió que se detuviesen en algún sitio para usar el baño. Lo hicieron en una oficina bancaria donde A.C.B. dio a luz a un bebé al que dejó en la papelera. “Ciertamente podría pensarse que A.C.B. es un ser monstruoso, que no actuó como se esperaba que lo hiciera según el binomio mujer-madre. Sin embargo, la conducta de esta mujer no podía ser juzgada de forma apresurada, sino que requería que una experta analizara su comportamiento y explicara el porqué de ese modo de proceder”, señala su abogada, Vanessa Cascante Alfaro quien contactó con Olza para que interviniese en el proceso.
La sentencia previa, emitida el 8 de septiembre de 2021, declaró a A.C.B. autora de un delito de tentativa de homicidio calificado en perjuicio de su hijo, imponiéndole seis años de prisión, con posibilidad de sustituir la pena impuesta por el arresto domiciliario con monitorización electrónica.
El resultado absolutorio de la apelación contra dicha sentencia puede entenderse como un claro ejemplo de justicia restaurativa, al reconocer que la mujer fue víctima de violencia obstétrica, pero también que sufrió un trastorno de negación del embarazo, una patología muy desconocida pese a ser bastante frecuente.
El trastorno por negación de embarazo
El primer caso de negación de embarazo del que se tiene constancia se sitúa en Francia en 1681. Se trata de una psicopatología que, se estima por la que tanto la mujer como sus familiares ignoran dicho estado porque no se observan cambios físicos ni se dan los síntomas propios de embarazo. “De hecho, las posibles molestias o dolores se suelen atribuir a malestares de tipo intestinal. Muchas mujeres, incluso, como en el caso de la mujer costarricense, continúan utilizando métodos anticonceptivos y presentan flujos que confunden con el ciclo menstrual, que en muchos casos se trata de alertas de aborto”, dice la autora de Palabra de madre.
Cuando ocurre el parto, por el desconocimiento del estado, la mujer suele entrar en estado de shock y de disociación, por lo que actúa de forma automática en total estado de inconsciencia. El parto en estos casos es habitualmente sin asistencia, siendo una situación de alto riesgo tanto para la vida del bebé como la de la madre.
“En muchos casos el parto acontece sin ningún tipo de asistencia, en el WC, y la mujer que de repente comprueba que está dando a luz puede estar en un estado de shock psíquico absoluto, favorecido además por el estado alterado de conciencia propio del parto fisiológico. Sin acompañamiento y en estado de shock, se puede entrar en un estado disociativo, con confusión y sensación de irrealidad absoluta«, recalca.
Y añade: «Sería lo más parecido a estar en una pesadilla terrible y angustiosa de la que la mujer piensa que va a despertar en cualquier momento porque lo que está viviendo no puede ser real. El parto traumático y precipitado, sin asistencia, de la negación puede acabar de forma dramática en neonaticidio, especialmente si la mujer se encuentra sola”.
En tal situación Olza subraya que es relativamente frecuente “que la madre en ese estado de pesadilla y disociación abandone a la criatura en el WC, en la basura o contenedor y que luego no recuerde nada de lo sucedido o lo describa como algo irreal, muy onírico. Su propia vida también corre peligro. Los estudios revelan que esta disociación es más frecuente en mujeres que han sufrido experiencias muy adversas o traumáticas en la infancia«.
Anticonceptivos orales durante el embarazo
«El mecanismo último de la negación tiene que ver con el miedo, tan potente como para desconectar la mente del cuerpo. Pero también es cierto que la negación se da mucho más en mujeres que toman anticonceptivos orales, que siguieron tomándolos todo el embarazo, por lo que tenían manchados menstruales regulares. Algunas incluso han dado negativo en una o varias pruebas de embarazo”.
“En el momento del parto la madre refleja la sintomatología propia de la disociación: se deshace del recién nacido dejándolo sin pensar en las posibles consecuencias y actúa de forma mecánica. Tras el parto la mujer duerme y posteriormente presenta amnesia retrógrada. Cuando conoce lo acontecido, la mujer que sufre un trastorno de negación de embarazo expresa durante mucho tiempo perplejidad por lo sucedido y una gran tristeza y culpa por haber podido dañar de forma involuntaria a su hijo. El sometimiento de una mujer a un proceso judicial de estas características no solo es injusto, sino que es dañino para el vínculo maternofilial”, añade Olza.
Afortunadamente este no ha sido el caso. Actualmente el hijo de A.C.B. es un niño sano y querido, profundamente vinculado con su madre, y es cuidado por ella y por los abuelos maternos.