hijos de los hombres

Hijos de los hombres

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Hijos de los hombres es el título de una película, pero nos va como anillo al dedo para introducir el tema de las criaturas que nacen por gestación por sustitución, lo que las feministas llamamos sin eufemismos “vientres de alquiler”.  En esta práctica se necesita un óvulo fecundado con esperma (normalmente del padre “comitente”, es decir, el que compra) que se trasplanta al útero de una mujer que no tiene vínculo genético con el embrión pero que lo gesta y pare tras nueve meses de embarazo, lo que a todos los efectos la convierte en la madre de la criatura.

Pues bien, el Tribunal Supremo de nuestro país en una nueva vuelta de tuerca en esta ofensiva contra las mujeres ha aceptado rectificar el lugar de nacimiento de la criatura gestada mediante contrato eliminando todo rastro de la mujer que lo ha parido. De esta manera, los padres compradores pueden exhibir un falso certificado que dice que la criatura ha nacido donde no ha nacido, todo ello según el Alto Tribunal siempre “para proteger la intimidad del menor”, que se vería vulnerada si apareciera como lugar de nacimiento un país extranjero.

Como estamos en el mundo de Narnia, en el que los hombres se pueden inscribir como mujeres en el Registro Civil solo con su voluntad, pues qué más da afirmar que una criatura ha nacido en España cuando en realidad ha nacido en Ucrania, en México o en Indonesia de una mujer de cuya existencia no quiero acordarme. Si hay que mentir se miente.

En España la gestación subrogada es ilegal, pero como habitamos el internado de Harry Potter, mediante una Instrucción de 2010, siempre “en beneficio del menor”, se puede proceder a la inscripción en el Registro Civil de las criaturas nacidas mediante esta práctica. Hasta ahora, constaba como madre la mujer que paría, pero con este nuevo giro de guion, ahora se permitirá que aparezca el país –o mejor aún, el domicilio de los compradores del bebé– como lugar de nacimiento, por analogía con lo que ocurría en el caso de adopción internacional, según el Alto Tribunal, que ya vemos que ni es alto ni es tribunal.

La ministra de Igualdad, con un cinismo y una hipocresía solo a la altura del gobierno que insiste en llamarse “progresista”, puso el grito en el cielo con un tuit donde decía que el Tribunal Supremo estaba blanqueando la gestación subrogada, como si no estuviera en sus manos derogar la instrucción que lo permite.

hijos de los hombres
Tuit de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, sobre la resolución del Tribunal Constitucional y algunas respuestas de feministas, como la de Cristina Prieto, colaboradora de Crónica Libre, en los que le recriminan que el Gobierno tiene la llave de la solución a los vientres de alquiler derogando la Instrucción aprobada en 2010 por la que se permite inscribir en el Registro a los nacidos por gestación subrogada. Fuente: X.

¿Qué será lo próximo que se pueda falsificar, además del sexo y el lugar de nacimiento? ¿La edad? Pues claro, el Registro Civil podrá certificar que se nació en un año diferente para satisfacer a aquellos partidarios de la transedad, lo cual vendrá de perlas a los pederastas acusados de abuso de menores. Esas menores pueden ser convertidas en mayores de edad por la administración si les pasa por los huevos a la cohorte de partidos, sindicatos, universidades, fundaciones, entidades, ONG etc. dispuestos a tragar con todas las indignidades que el sistema patriarcal está imponiendo para borrar de un plumazo a las mujeres. Y aun tendrán la desvergüenza de llamarlo derechos humanos.

¿Exagero? Con la decisión del Tribunal Supremo se abre la veda a que las criaturas nacidas por gestación subrogada desconozcan que fueron compradas en un país lejano, que les parió una mujer que nunca sabrán quien fue y que su vida se sustenta en una gran mentira. Pero qué más da, si todos vivimos en Matrix.

Volvemos a la época en que se consideraba que el homúnculo ya estaba totalmente formado en la célula masculina, y que la mujer simplemente era una incubadora que lo desarrollaba, exactamente igual que ahora. Los “padres comitentes” son los que han proporcionado el esperma, porque lo importante vuelve a ser la paternidad. Quien lo gesta no es más que un envoltorio, un instrumento, un objeto de usar y tirar, como todo lo que este maldito sistema está impulsando con la aquiescencia de una sociedad anestesiada que ha comprado el discurso de que cada uno puede ser o hacer lo que quiera. ¿A mi qué me importa?

Las mujeres no somos vasijas, no nos vais a borrar y no vamos a dejar de denunciar la explotación reproductiva que representa la gestación subrogada. Cual bruja medieval estoy dispuesta a ir a la hoguera antes que aceptar la ignominia. Hijos de los hombres, recordad que no existiríais si no fuese porque una mujer os trajo a este mundo.

Juana Gallego

Profesora universitaria