«¿Te imaginas lo que hubiera ocurrido si los Cascos Blancos no llegasen a estar en el noroeste Siria? Miles de personas hubiesen tenido una muerte lenta y dolorosa». Oubadah Alwan, portavoz de la organización de voluntarios civiles que trabaja buscando supervivientes tras el terremoto que afectó a Siria y Turquía, critica la indiferencia de Occidente frente a la terrible catástrofe humanitaria que están sufriendo.
Salvar una vida es salvar a toda la humanidad. Este es el lema que defienden los Cascos Blancos, ciudadanos voluntarios que residen en Siria y operan en el noroeste del país, concretamente en las ciudades de Alepo e Idlib, que aún se encuentran en manos de facciones terroristas.
El país árabe continúa consumiéndose poco a poco ante la indiferencia de Occidente en medio de una guerra que dura ya 12 años. Los pocos cimientos que habían sobrevivido a los combates y bombardeos, y la esperanza de miles de personas que se encontraban en la frontera con Turquía ansiando poder cruzar y hallar un camino para Europa, se vieron aplastadas por el terremoto que tuvo lugar el pasado 6 de febrero y que alcanzó una magnitud de 7,8 grados en la escala Richert. CRÓNICA LIBRE ya alertó el mismo día del terremoto de lo que se les vendría encima si nadie hacía nada por ayudarles de manera urgente, como ha ocurrido.
Hasta el momento la cifra de fallecidos entre Turquía, país afectado y Siria asciende a casi 50.000 personas. Se trata de una de las mayores catástrofes naturales de este siglo.
No obstante, la esperanza, como versa el lema, es lo último que se pierde y sigue viva en la mente, el corazón y la desolladas manos de los voluntarios que integran la organización de Defensa Civil Siria, conocida popularmente como los Cascos Blancos y que está formada por hasta 3.000 personas, todas ellas procedentes de diferentes oficios y profesiones.
Oubadah Alwan, portavoz de la organización que se encuentra en Turquía coordinando la ayuda humanitaria que reciben los Cascos Blancos concede una entrevista en exclusiva a CRÓNICA LIBRE en la que aborda las principales cuestiones que atañen a la situación actual por la que atraviesan los grandes olvidados del terremoto, los sirios.
Dada la tragedia del terremoto en Turquía y Siria, ¿Dónde se encuentran operando exactamente los Cascos Blancos en estos momentos?
Desde el principio estamos trabajando entre las ruinas que ha dejado el terremoto al noroeste del país, en los comienzos sin ningún tipo de ayuda internacional. No podíamos creer lo que estaba pasando y miles de personas que se encuentran en las áreas rebeldes han resultado heridas o fallecidas.
¿Cuáles son los medios, medicamentos, equipos médicos y qué necesitan para seguir operando sobre el terreno?
Ahora mismo contamos con algo de maquinaria, tractores y grúas. Algunos suministros médicos, aunque casi hemos terminado la búsqueda de supervivientes entre los escombros después de 12 días desde que se produjese el terremoto. Ahora mismo, estamos recibiendo ayuda de algunos países, entre ellos de Estados Unidos; Inglaterra; Catar; Arabia Saudí. Los camiones de Naciones Unidas ya llegan a través de las fronteras abiertas. Pero sigue sin ser suficiente para hacer frente a la escala de esta catástrofe. Hasta dos millones de personas vivían en esta zona huyendo de la guerra y no podemos hacer nada para devolverles a la situación previa.
¿Hay esperanzas de encontrar a más personas con vida bajo los escombros?
Encontrar a personas vivas en estos momentos es realmente difícil, pero no perdemos la esperanza. Nuestro principal problema es que no recibimos ayuda internacional ante esta crisis humanitaria, lo que habrían facilitado y ayudado a encontrar a más personas con vida porque en esos primeros días no teníamos ni las herramientas, ni la capacidad para operar ante un terremoto de esa magnitud. Nos encontrábamos en una emergencia y Naciones Unidas no respondió. Hubiésemos podido salvar a más personas de entre los escombros.
¿Cómo definiría a los Cascos Blancos?
Son héroes. Estas personas están viviendo en un infierno, arriesgando sus vidas constantemente. Son parte de la comunidad, y parte de la vida de los ciudadanos.
¿Cuál es el perfil de las personas que forman parte de los Cascos Blancos?
Los Cascos Blancos comenzamos como un grupo de voluntarios. No teníamos ningún tipo de formación en rescate de personas o en situaciones de riesgo. Muchos son profesores, ingenieros, panaderos, doctores que acudieron como respuesta a los bombardeos que se estaban produciendo durante la guerra contra el Gobierno desde 2011.
En un principio, comenzó con unas revueltas pero cuando se produjo el enfrentamiento armado y se expandió por todo el país, nuestros voluntarios comenzaron a responder en muchos sectores del Estado ante las emergencias que se estaban produciendo. Ahora mismo continúan haciéndolo porque sigue habiendo bombardeos en algunas áreas. También estamos haciendo labores de reconstrucción en edificios como hospitales y escuelas.
Existen críticos con la labor de los Cascos Blancos porque, según dicen, sólo operan en zonas que no están controladas por el Gobierno de Bashar Al Assad. ¿Qué les respondería?
En el pasado hemos operado en otras áreas, no solo en el noroeste de Siria. También en zonas bajo el control del Gobierno pero el problema es que en esas áreas los voluntarios han sido atacados – por parte del Estado- o detenidos. Hasta 200 voluntarios han perdido su vida en actos de servicio desde 2011.
¿Qué ideales defiende exactamente la organización?
Lo que defendemos como organización es el modelo de los Cascos Blancos basado en salvar vidas. Se trata de humanidad. Ninguna vida es más o menos importante que otra. Y nuestro objetivo es ayudar a la comunidad, reconstruir las instalaciones que han sido atacadas durante la guerra, y defender la libertad, la paz y la protección de todas las personas. Queremos que en Siria y en cualquier parte del mundo, las personas puedan vivir con dignidad y seguridad.
¿Cuál es el siguiente paso de los Cascos Blancos ante esta catástrofe humanitaria?
Proveer de ayuda a los supervivientes. Estamos intentando rescatar los cuerpos sin vida de entre los escombros para que sus familias puedan llorarles y enterrarles. Trabajamos para reconstruir las infraestructuras. Restaurar la electricidad y el agua y tratamos de encontrar refugios para que las familias puedan alojarse. Se trata de una situación muy delicada y de una alta vulnerabilidad. El hecho es que se están salvando muchísimas vidas desde el principio del terremoto sin ningún tipo de ayuda internacional, es algo increíble. ¿Te puedes imaginar lo que hubiera ocurrido si los Cascos Blancos no llegasen a estar en el noroeste Siria? Miles de personas hubiesen tenido una muerte lenta y dolorosa.