La Unión de Militares de Tropa ha iniciado una nueva ofensiva contra el amianto. Acaban de abrir un buzón para recoger casos de militares en activo y retirados, familiares de fallecidos, y civiles. Lo hacen en colaboración con un despacho de abogados especializado en casos de enfermedades relacionadas con exposición al asbesto. En las primeras semanas han recibido más de medio centenar de llamadas. En el anterior reportaje anunciaban a Crónica Libre que, en su afán por sacar a la luz los riesgos de este material cancerígeno, van estudiar la forma de colaborar con asociaciones de guardias civiles. Mientras, el Ministerio de Defensa calla.
La Unión de Militares de Tropa – UMT ha lanzado una campaña para apoyar a militares y civiles con problemas de salud ocasionados por la exposición al amianto o de cualquiera de sus diversas variantes. Para ello ha abierto una colaboración con el despacho de abogados Román Oría Fernández de Muniaín, uno de los primeros de España especializado en procesos relacionados con enfermedades desencadenadas por el asbesto.
“Desgraciadamente hoy por hoy seguimos trabajando bajo la amenaza del Amianto en talleres de las Unidades y Buques, donde todavía este material está presente. El Ministerio no tiene un inventario de los edificios que tiene asbesto y lo peor, tampoco da fecha para erradicarlo. La normativa europea obliga a que esté retirado en su totalidad en 2028, aunque en algunos casos puede llegar hasta 2034”, apunta el vicepresidente UMT, Francisco Durán.
Son 11 años en los que puede enfermar mucha gente. Se calcula que en España mueren 300 personas al año por haber mantenido contacto con el asbesto. “Se toma esa fecha en la que la UE establece que Europa esté libre de amianto como si fuera entonces cuando tienen que empezar a hacer algo. Pero para entonces, tendría que estar todo retirado. Cuando llegue, como no les habrá dado tiempo, pedirán una moratoria. Mientras sigue muriendo gente o está expuesta”, lamenta el vicepresidente de la UMT.
La tropa “no” enferma
Entre las reivindicaciones de la UMT está la de conocer las cifras reales de la afectación de militares y marinos. “Después de solicitar información al Ministerio de Defensa, vemos como paradójicamente de los 113 expedientes abiertos por el Ministerio de Defensa por daños provocados por amianto, (33 suboficiales y 80 oficiales). Ninguno corresponde a personal de nuestra escala de tropa y marinería, ni tan siquiera de personal de tropa que hubiera realizado el servicio militar obligatorio en las mismas fechas que los afectados declarados”, declara la UMT.
Según cifras de la misma OMS, la mitad de las muertes por cáncer de origen laboral son causadas por el amianto. Este organismo calcula que en todo el mundo se produce 107.000 muertos al año por exposición laboral a este carcinógeno. No se cuentan los decesos de otras personas que no están en contacto directo en el trabajo, como quienes lavan la ropa de trabajo, que también se ven expuestos a las fibras. Sobre estos casos “colaterales” ya hay jurisprudencia en nuestro país que reconocen su vínculo.
Bufete especializado
El despacho de abogados que colabora con la UMT en esta campaña Román Oría Fernández de Muniaín, es uno de los primeros de España que comenzó a llevar en España casos de enfermedades desarrolladas por contacto con amianto. “Teníamos un despacho estadounidense con el que estábamos asociados que llevaba estos temas y empezamos aquí”, comenta el letrado Román Oría.
Admite que no son fáciles estos casos porque los tribunales solo reconocen unas cuantas patologías, no todas, las que se provoca el asbesto. “Existe una cierta falta de imparcialidad o de objetividad porque se exigen que sean solo unas enfermedades, como el cáncer de pulmón, laringe o pleura. Sin embargo, no se admiten otras como el cáncer gastrointestinal que sí contempla la UE como derivado del contacto con amianto”.
A pesar de las evidencias médicas que hay, el Tribunal Supremo no la tiene en cuenta. “Acabo de leer una sentencia en la que el TS dice que la literatura científica no puede sustituir a lo que el juzgador aporta”, señala Oría.
Aun así, entre el 70 y el 80 por ciento de los casos que llevan acaban con una condena. Pero, el abogado señala que el derecho de daños es el pariente pobre de la justicia y considerara que las cantidades de resarcimiento son “ridículas”. En el caso de una muerte por accidente laboral por amianto está en torno a 80.000 euros, «eso es lo que vale una vida», ironiza el letrado.
A simple vista
La uralita, [nombre que recibe de la empresa que lo comercializó en España], se puede advertir claramente en muchos tejados de edificaciones militares. “Si miras a través de Google Map lo puedes apreciar, pero Defensa no tiene ningún inventario listado de cuántas instalaciones que dependen del ministerio están afectadas por amianto. A pesar de que llevamos años reclamándoselo”, denuncia Durán.
Ell artículo 16 del R.D. 396/2006 establece que “el empresario garantizará una vigilancia adecuada y específica de la salud de los trabajadores expuestos a amianto”. Cosa que en el caso de los fuerzas armadas, que son funcionarios y por tanto dependen del Estado, esto no se cumple.
Falta de información
“Es triste que nuestra asociación, que forma del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas (Coperfas), mesa que preside la ministra de Defensa, Margarita Robles. Y allí nunca nos hayan dado dato alguno sobre esta cuestión. Tampoco por la vía de la transparencia hemos conseguido nada”, recalca el vicepresidente de la UMT.
En el próximo pleno del Coperfas, el primero de este año que tendrá lugar en unas semanas, la UMT volverá a sacar, como primer tema, el problema del amianto en las instalaciones de los tres Ejércitos. Aunque saben que no servirá para mucho.
“Cuando les planteamos el problema, unos miran al techo, otros al papel que tienen delante. Solo obtenemos silencio, no están obligados a contestar y no lo hacen. Pero yo sigo preguntando y pido que conste en acta por si un día alguien le da por investigar que vea que está ahí, que llevábamos años denunciando”, añade Durán.
Esta reivindicación la lleva planteando la UMT en el Coperfas desde la creación de este consejo en 2011. Aunque llevaban ya años alertando sobre los peligros del amianto. “La gente que trabaja a diario bajo techos de uralita desconoce el riesgo que corren. Hemos logrado que las oficinas de riegos laborales, muy poco a poco, vayan advirtiendo de los peligros. Lo hacen muy sutilmente, en un solo folio, hablan sobre peligros pero no del alcance real, de los cánceres que se desarrollan por aspirar estas partículas microscópicas”, lamenta Paco Durán.
Escasa concienciación
A no ser que hayan tenido cerca un caso, advierte este militar, la mayoría desconoce la el peligro. El fibrocemento, o uralita, era un material, muy corriente en tuberías, techos, depósitos, en la década de los años 60. Cuando acaba la vida útil, que se establece entre 20 y 25 años, de este elemento de construcción cuando empieza a ser peligroso.
“Yo conocí un caso de primera mano, un familiar que falleció hace dos décadas. Entonces ya se empezaba a hablar de esto pero se mira para otro lado aún hoy –admite el vicepresidente de la UMT–. Cambiar las estructuras en cuarteles exige mucho dinero pero qué más dinero que una vida, ¿puede cuantificarse esto?”.
Asegura que el Ministerio de Defensa sólo hace declaraciones cuando hay algún caso de actualidad, “si no, siempre da una espantada por respuesta”, añaden desde la UMT. “Pero su silencio, como le dije a la ministra, Margarita Robles, es un sí”, añade el represenstante de UMT.
Juegan con que como estamos sujetos a la disciplina, los militares no les vamos a replicar, no podemos aunque quisiéramos. Así que sigue la lucha de David contra un Goliat que cada vez es más grande. Pero no paramos”.