Desde que el fundamentalismo islámico se instauró con la Revolución de 1979, la visión de Irán como un país moderno, avanzado y libre se ha ido distorsionando en el tiempo. Atrás quedaron las universidades plagadas de mujeres con el cabello suelto, o los jóvenes que escuchaban sus primeros vinilos de ‘rock and roll’. Crónica Libre habla con un ex miembro de la Guardia Revolucionaria (IRGC), cuya identidad no es revelada por su seguridad
Todas aquellas instantáneas pertenecen a un pasado que ha sido sustituido por el de ciudadanos iraníes colgados del cuello por una grúa en las plazas públicas del país y la violencia que se ejerce contra aquellas mujeres que, quedaron en un segundo plano, un paso por detrás del hombre y que ahora se niegan a cubrirse el pelo. De conformidad con las leyes sobre el uso obligatorio del velo, las mujeres y las niñas —desde tan sólo los siete años—, están obligadas, contra su voluntad, a cubrirse el cabello. Aquellas que no lo hacen son consideradas delincuentes por el Estado. Pero, ¿hasta cuándo?
La detención de Mahsa Amini fue el detonante
Desde la detención de la estudiante Mahsa Amini, de 22 años, por no llevar el velo islámico apropiadamente puesto y tras su muerte en una prisión iraní, el número de ejecuciones y de detenidos en el país no ha dejado de crecer. Hasta el momento y desde el pasado 16 de septiembre han fallecido más de 750 personas y hay más de 30.000 encarcelados en Irán, según datos de la Organización Muyahidín del Pueblo (PMOI).
Una cifra sorprendente que, traspasa cualquier censura que el régimen esté aplicando, como es la intervención de las telecomunicaciones o el apagón informativo y por ende, la desconexión de las redes sociales en el país.
Declaraciones de ex miembro de la Guardia Revolucionaria a Crónica Libre
Según afirma a Crónica Libre un ex miembro de la Guardia Revolucionaria (IRGC) , cuya identidad no es revelada por su seguridad: «No hay una cifra oficial y los familiares de los detenidos están bajo presión para no decir nada a los medios, especialmente a los extranjeros como BBC persa y VOA, a los que la gente tiene acceso mediante satélite porque ya Internet está muy limitado. Whatsapp y Instagram están bloqueados y es muy difícil usarlos y Telegram se abre por proxi. Sobre la cifra de los detenidos y presos no hay un número exacto pero algunas fuentes locales dicen son hasta más de 60.000«.
El caso de Mahsa Amini ha sido el detonante que ha hecho estallar a la sociedad iraní, especialmente a la más joven – que representa el 65% de un total de más 80 millones de habitantes censados – contra la represión social que asfixia a un país ahogado por la inflación, la falta de recursos económicos, la alta tasa de desempleo y la falta de libertad.
De hecho, tal y como cuenta a este medio la fuente anteriormente citada: «Está revolución no viene solo por los temas ideológicos sino también, por temas económicos. Durante estos 43 años las autoridades han mostrado su incapacidad y no sólo en Teherán, también en varias ciudades donde se puede ver a la gente manifestándose porque ven el problema en la raíz del sistema. Todo el mundo quiere que se acabe la República Islámica. La gente está sufriendo más que nunca, ya nadie quiere saber nada de este régimen.»
Ya en el año 2019, Nasrin Sotoudeh, destacada abogada de derechos humanos fue condenada a 38 años y 6 meses de cárcel y 148 latigazos tras haber sido hallada culpable en dos juicios. Algunos de los cargos que se le imputaron fueron el de incitación a la corrupción y la prostitución, que derivaron de su trabajo como abogada de mujeres detenidas por haber protestado contra las leyes del velo.
Posteriormente Yasaman Aryani, Monireh Arabshahi -madre de la primera- y Mojgan Keshavarz fueron detenidas por la publicación de un vídeo que se hizo viral el Día Internacional de la Mujer. En él, las tres mujeres aparecían sin velo en el metro de Teherán, repartiendo flores entre las pasajeras y exclamando: «Llegará el día en que las mujeres podamos dejar de luchar».
No obstante, ni siquiera las personalidades públicas se han librado del curtido látigo del régimen. Fue el caso del futbolista Nasr Azadani, condenado a 26 años de prisión por apoyar la revolución social que sitúa a las mujeres, de nuevo, en un primer plano.
“Muchos actores han salido del país y otros muchos no pueden salir porque el Gobierno no se lo permite. Ningún cantante celebra ya conciertos por miedo a la censura. Todo el pueblo está unido en contra de ellos – el régimen- en las redes sociales y en el fondo de la sociedad pero en la calle están ellos – la Guardia Revolucionaria- con sus pistolas”, afirma el ex miembro de lRGC a este medio.
Tan sólo en el mes de diciembre se produjeron 70 ejecuciones en Irán con el objetivo de crear un clima de terror. No obstante durante casi 120 días, el levantamiento contra los ayatolás continúa estando vivo en las calles.
La sociedad al límite
Según afirma la revista iraní Etemad, al menos 23 trabajadores se han quitado la vida desde el comienzo del año en el país (21 de marzo, coincidiendo con la festividad del Newroz) debido al empeoramiento de las condiciones económicas. Todos ellos trabajaban sin contrato o con un contrato de corta duración. Diez de ellos se autoinmolaron en señal de protesta por la grave crisis económica y social que atraviesa el país; otros se ahorcaron; tres ingirieron una gran cantidad de pastillas y dos se suicidaron de un disparo.
Algunos de los casos se dieron en la provincia de Ilam, una de las más pobres de Irán y que tiene el mayor número de tasa de suicidios per cápita del país. Según el informe al que ha tenido acceso el mencionado diario: “Hubo otros trabajadores que se quitaron la vida, pero sus familias no revelaron la causa real de sus muertes debido a tabúes sociales y culturales”.
El 80% de la población iraní vive por debajo del umbral de pobreza
Cabe destacar que, en la actualidad el 80% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. La inflación y los precios de los productos de primera necesidad han elevado su precio por encima del 100% mientras que la moneda oficial del país, el rial, se ha devaluado perdiendo un 20% de su valor en tan sólo quince días en diciembre. La corrupción sistemática se ha convertido en el pan de cada día para los iraníes y la discriminación contra las mujeres y las minorías étnicas y religiosas es mayor a medida que avanza el tiempo.
Además de estos casos anteriormente mencionados, que lamentablemente crecen en un Irán ahogado por la situación económica, existen otras instituciones, como la de justicia que no llegan a funcionar correctamente, como prácticamente nada en el país. Por ejemplo, es el caso de las víctimas del avión ucraniano PS752 de Ukrainian International Airline, que tres años después del incidente continúan esperando justicia. No obstante, el contraste entre la lentitud del proceso judicial de este caso y la rápida ejecución de los manifestantes detenidos desde el pasado septiembre ha avivado la ira en el país de los ayatolás.
El apagón informativo
Muchos ciuadadanos han acudido a las redes sociales para expresar su enfado. ¿Cuál ha sido la respuesta del régimen? El apagón informativo. Es por ello que en el país, censurado, se ha producido una alta demanda de las aplicaciones VPN – que ayudan a obtener un acceso seguro y cifrado a Internet- para así poder comunicarse con el exterior. De hecho, entre las 50 aplicaciones más populares descargadas por los iraníes, 40 son VPN.
Las autoridades han prohibido el uso de Instagram y Watssap desde el mes de septiembre, como hemos mencionado. A estas les siguieron otras muchas más. Hasta que, al verse acorralados ante el poder de la digitalización, los islamistas han dado un paso más: las autoridades iraníes han instado al poder judicial a castigar el comercio no autorizado de VPN con penas de entre 90 días y un año de cárcel, sin embargo, las empresas de TI afiliadas a la Guardia Revolucionaria y al Ministerio de Información son actualmente los principales proveedores de VPN del país. Una total contradicción.
El desquicie de los Ayatolás
El régimen iraní ha llegado a tal punto de perturbación que sus amenazas han traspasado cualquier límite y frontera. De hecho, los ayatolás han advertido a la publicación francesa Charlie Hebdo que «no juegue con los musulmanes« por lo que consideran las caricaturas en la portada de la revista como ofensivas. Sin embargo a ese mensaje que ha pretendido trasladar el régimen se le suma una amenaza de muerte: «que recuerden lo que le sucedió a Salman Rushdie«.
El escritor de origen persa sufrió un ataque con un cuchillo el pasado mes de agosto, concretamente el día 13, en Nueva York en el que perdió un ojo y la movilidad de una mano tras criticar al Ejecutivo de su país de origen.
Hosein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria iraní es el encargado de transmitir esos devastadores mensajes: «No juguéis con los musulmanes, Salman Rushdie insultó al Corán y al santo profeta del Islam hace 30 años y se escondió en lugares peligrosos«.
Pero, no es la primera vez que la publicación Charlie Hebdo se ve acorralada por los islamistas – el 7 de enero de 2015 dos hombres enmascarados, armados con fusiles de asalto y otras armas entraron en las oficinas de la revista en lo que fue un atentado contra la libertad de información y expresión- y sin amedrentarse ha anunciado nuevas publicaciones en las que aparecerán caricaturas del líder supremo del país, Ali Jameini y críticas contra la represión y la violencia que vive Irán desde el inicio de las protestas.
El régimen emplea tecnología de reconocimiento facial
Cabe destacar que, desde septiembre del pasado año, el régimen emplea tecnología de reconocimiento facial para identificar movimientos ‘inapropiados e inusuales’ como el incumplimiento de las leyes del velo islámico. Con esta tecnología el Gobierno puede identificar a quienes no lleven el velo comparando los rostros con una base de datos de identidad nacional -concretamente se trata de una base construida en el año 2015 con datos biométricos- lo que permite al país imponer multas o arrestar a las ciudadanas que incumplan la normativa. Fue el caso de Sarzamineh Shadi, una joven iraní, a la que se le fotografió en un parque de atracciones del país sin el velo meses después de la muerte de Amini.
De facto, la denominada ‘policía de la moral’ iraní vigila a toda la población femenina – cerca de 40 millones, entre mujeres y niñas- y tienen facultades para dar el alto a cualquier mujer y examinar su vestimenta, «estudiando detenidamente cuántos mechones de cabello tiene a la vista, la longitud de sus pantalones y su abrigo y la cantidad de maquillaje que lleva«, tal y como asegura Amnistía Internacional.
El levantamiento se ha extendido a 282 ciudades
Según la organización: «El control del cuerpo de las mujeres no es prerrogativa exclusiva del Estado. La abusiva, discriminatoria y degradante legislación iraní sobre uso obligatorio del velo ha impulsado a matones y agentes parapoliciales a arrogarse la responsabilidad y el derecho de imponer los valores de la República Islámica, acosando y agrediendo a mujeres en público. Así, las mujeres y las niñas se topan a diario con desconocidos que las golpean y las rocían con gas pimienta, las llaman ‘putas’ y las obligan a taparse por completo el cabello con el velo.»
Hasta el momento, el levantamiento se ha extendido a 282 ciudades y afecta a todas las provincias de Irán. Bajo el lema “abajo Jameini» la sede del líder supremo del país, situada en el centro de Teherán los cánticos continúan resonando. Un estruendo perturbador para los protectores de la ley islámica y los amantes de la teocracia dictatorial que tras 43 años en el poder se enfrentan a una guerra por la libertad: “Abajo el tirano, sea sha o mulá”, corean los jóvenes iraníes.