El conocido como hombre de las finanzas de Vladimir Putin fuerra de Rusia, Mikhail Fridman, fue detenido bajo las acusaciones de blanqueo de capitales y varios delitos más asociados a una posible violación de las sanciones del Reino Unido. La base para las sanciones que se le impusieron está íntimamente relacionado con el origen del dinero del oligarca, con el cuál se hizo con dos grandes empresas nacionales.
Cuando el 28 de febrero de 2022, Mikhail Fridman fue sancionado junto a su socio Petr Aven no fue una sorpresa, ni siquiera para ellos. Fridman, anticipando lo que probablemente se le avecinaba, envió una carta a los empleados de LetterOne desmarcándose de las acciones de Putin y pronunciándose en contra de la guerra, pero ya era demasiado tarde para los gobiernos occidentales. Más de 22 años estando muy cerca del rey sol de Moscú, Vladimir Putin, no podían pasar desapercibidos para los servicios de inteligencia de la Unión Europea y su Consejo de Jefes de Estado.
Fridman se apresuró a dimitir del Consejo de LetterOne, seguido inmediatamente por todos y cada uno de los oligarcas socios: Petr Aven, German Khan, Alexei Kuzmichev and Andrei Kosogov. El objetivo de tanta prisa junto la inmediata donación de 150 millones de dólares en ayuda a Ucrania es, sin duda, intentar proteger los más de 27.000 millones de dólares que atesoran en la firma de la que ellos son los únicos propietarios a través de distintos vehículos y fundaciones opacas.
El origen del dinero
El oligarca de las finanzas de Putín, como también le denuminan, ha intentado por todos los medios que no se indague en el origen de estos 27.000 millones… que no es otro que un enorme y gigantesco cheque firmado por ROSNEFT, la petrolera estatal rusa, operación que se firmó en presencia del propio Vladimir Putin el 20 de marzo de 2013 y cuya foto presentamos debajo.
Pero si es llamativa esta operación, todavía lo es más como se gestó. En 1997, Alfa Group, que así se llamaba originalmente la empresa de Fridman, obtuvo el 40% de una explotación petrolífera, anteriormente pública, con todas sus inmensas reservas de crudo. El precio pagado fue completamente irrisorio, apenas 4 céntimos por barril de petróleo cuando el precio del mercado en ese momento era de 17 dólares el barril.
Poco tiempo después, unió sus intereses petrolíferos a los de los otros oligarcas Viktor Veksleberg y Leo Blavantnik, con la que formaron TNK (que son las iniciales en ruso de Tyumen Oil Company) y desde ahí se embarcaron en una carrera de asaltos corporativos o “RESTREVOS” que tan populares ha hecho Fridman es España con los casos DIA o ZED.
Esta carrera de asaltos permitidos por el propio Putin y su sistema, sólo acabaron con otra transacción: la venta de la propia TNK a ROSFNET por 27.000 millones de dólares tras la que, el propio Putin, pidió a Fridman y Aven que invirtieran ese dinero en el interés de Rusia…, y vaya si lo hicieron.
Pero por resumir lo descrito hasta ahora, Fridman y sus socios, tras apropiarse de recursos del Estado Ruso por un precio irrisorio en la convulsa transición de la época soviética, engorda la compañía con la colaboración del propio Putin para terminar vendiéndole al mismo Putin la compañía TNK por 27.000 millones de dólares. Un gran negocio entre “amiguetes” edificado sobre el saqueo del Estado Ruso por partida doble.
La mayor parte de este dinero fue a parar a la creación de LetterOne, que Fridman y sus socios controlan en su totalidad y que utilizan para darle cobertura a la política exterior del Kremlin camuflado bajo inversiones “aparentemente” legales con las que también se compran todo tipo de voluntades, como, por ejemplo, las que aparecen en el informe Mueller sobre la injerencia rusa en las elecciones Presidenciales americanas donde salió elegido Trump, otro amigo de Putin. En la página 163, el informe cuenta como Petr Aven y Alfa Bank usaron a un consejero de LetterOne para crear un canal informal de comunicación entre el gobierno ruso y la organización Trump.
Lo que los analistas consultados por Crónica Libre no entienden es que a día de hoy es cómo LetterOne, que es el vehículo occidental de dinero controlado por Putin más grande del mundo, no está sancionada y sigue operando con normalidad.
Esquivar las sanciones
Dentro de las maniobras más abultadas de esquivar las sanciones que ahora investiga la policía británica, se encuentra la venta de las acciones de, precisamente, LetterOne a uno de los propietarios rusos y socio de Fridman, Andrey Kosogov que no está sancionado. De esta manera pueden justificar que la propiedad de LetterOne no es de oligarcas bajo sanciones.
La transacción, según se ha reportado en varios medios internaciones, consistió en la venta de las participaciones a cambio de un pagaré con vencimiento a 10 años y un tipo de interés muy reducido cercano al 2%. La operación resulta tan ventajosa que es, simplemente, no es creíble.
A las preguntas de este diario, LetterOne y sus asesores no han querido hacer comentarios.