El pasado martes día 11 de abril, el president de la Generalitat Pere Aragoés apareció de forma inesperada delante de los medios de comunicación después del Consejo ejecutivo del Govern para declarar la gravedad del episodio de sequía que sufre Catalunya desde hace casi tres años: “La sequía es el principal problema de Catalunya”. En boca de un presidente independentista es una afirmación muy contundente que indica la gravedad del fenómeno.
El campanario del antiguo pueblo de Sant Romà de Sau emergiendo de las aguas del pantano es el termómetro de la salud hídrica de Catalunya, un referente icónico para los catalanes que les informa de la situación de disponibilidad de agua. Pues bien, en este momento, no sólo se ve la totalidad del campanario de la iglesia si no que uno puede pasearse por la totalidad del pueblo sin mojarse los pies. La última vez que esto ocurrió fue durante la fuerte sequía de los años 2007 y 2008.
El sistema de pantanos de Sau y Susqueda son los que alimentan de agua de boca a una gran parte de la ciudad de Barcelona y de su área metropolitana y a día de hoy solo dispone de 10 Hm3 de agua, el diez por ciento de su capacidad. Para hacernos una idea global de la situación cabe decir que la capacidad total de los embalses catalanes es de 700 Hm3 y que en este momento se encuentran de media al 26% de su capacidad, o sea unos 180 Hm3. Contando que el consumo diario de agua de Catalunya es de un hectómetro cúbico se entiende la gravedad de la situación.
El agua de los pantanos
El agua de los pantanos constituye la parte más importante de aportación de agua para usos domésticos, agrícolas e industriales, pero no es la única fuente de agua potable. Los acuíferos, el agua reutilizada a partir de las estaciones de saneamiento y la que se produce en las dos plantas desalinizadoras existentes, en este momento al 100% de su capacidad de producción, unos 80 Hm3 al año. Gracias a la aportación de estas desalinizadoras, una de ellas construida durante la última sequía en tiempos del tripartito, la situación no se ha vuelto desesperada. Lo que ahora pretende Aragonés es, al igual que en el año 2008, reforzar las inversiones y la planificación de cara al futuro.
Desde hace 32 meses las lluvias en las cuencas catalanas han estado muy por debajo de la media esperada. Son 32 meses de sequía técnica que puede afectar de forma severa a la economía catalana, en primer lugar a la agricultura y al turismo, pero que también puede afectar al uso doméstico y a la industria. Muchos payeses de la zona de regadíos del canal d’Urgell están cambiando las siembras de regadío por otras de secano, a pesar de la pérdida de rentabilidad que eso supone. Y en el sector turístico se han encendido todas las alarmas por la posibilidad que se apliquen restricciones durante el verano, sobre todo en lo que concierne al llenado de piscinas.
Un gran número de municipios catalanes no han hecho los deberes
El pasado 31 de marzo, el Presidente de la Generalitat convocó una reunión con los grupos parlamentarios para tratar la sequía en exclusiva, pero la reunión acabó sin acuerdo pese a la gravedad de la situación. ¿Por qué? Porque las elecciones municipales están a la vista y un gran número de municipios catalanes no han hecho los deberes. Hace tres años que los municipios deberían tener aprobados planes de emergencia para combatir la sequía, muchos ni siquiera los han elaborado y se niegan a adoptar medidas que podrían resultar impopulares en tiempos de comicios.
En este momento se calcula que uno de cada tres municipios de las cuencas internas sobrepasan el consumo máximo permitido. Esta conducta es objeto de sanción y las sanciones son la clave de las causas del fracaso de la cumbre del agua. Algunos partidos políticos, en especial el PSC, basan su éxito electoral en su fuerte tejido municipalista. Curiosamente, y para rebajar las críticas al decreto de medidas urgentes que aprobó el gobierno, este se comprometió a permitir el llenado de las piscinas municipales. Acto seguido, tuvo que aceptar el mismo trato en lo que atañe a las piscinas de los hoteles.
Restricciones en el uso doméstico
Si la situación no mejora, las primeras restricciones en el uso doméstico, las que más impactan en la población, se pondrían en marcha a finales de agosto, o a principios de septiembre. La realidad que dibujan las previsiones meteorológicas son bastante alarmantes, con previsiones de lluvia por debajo de la media durante el mes de abril. Las restricciones pueden estar a la vuelta de la esquina según las previsiones del ACA (Agència Catalana de l’Aigua). Se aplicaría si cayeran las reservas por debajo del 16%, diez puntos por debajo del estado actual.
Lo que pide Aragonès en este momento, es ir más allá de un plan de choque que permita superar la urgencia actual. Se trata de diseñar un plan a gran escala, atendiendo a la previsión de sequías más seguidas en las próximas décadas a causa del cambio climático. Eso pasa por construir más plantas regeneradoras como anunció ayer Pere Aragonès, pero también en regular los usos del agua en todos los puntos de consumo, agricultura, industria incluso en la política forestal. Conseguir un acuerdo en estas circunstancias es un objetivo prioritario para cualquier gobierno, sea del color político que sea. Los partidos que no se sumen ahora a un pato por el agua, pueden pagar un alto precioo electoral en un futuro muy próximo.