Soy Doctora en pedagogía, investigadora, conferenciante y divulgadora científica. Me apasiona la docencia y compartir conocimiento. Hace 3 años abrí un canal de Instagram con el objetivo de ayudar a educar a madres y padres. Ahora, sin previo aviso, ninguna prueba y cientos de miles de seguidores, han inhabilitado mis tres cuentas de Meta por ¡¡¡trata de personas!!! A mí, que precisamente me dedico a divulgar ciencia y a defender los derechos de mujeres y menores. ¿Entonces? Lo que sí que he hecho es informar a padres y madres de los peligros de hormonar a menores de edad. Me han censurado para intentar que me calle, pero aquí estoy.
Desde que decidí abrir la cuenta de Instagram @carmenhijosconexito me afané en preparar con esmero diferentes contenidos educativos con absoluto rigor científico. Razoné, desde una perspectiva feminista, sobre cómo educar a niñas y niños. Informé a madres y padres sobre las graves consecuencias para la salud física y emocional de sus menores de la mutilación y hormonación de sus cuerpos sanos, alejadas de cualquier atención médica y científica y motivadas por ideologías de género e intereses económicos.
Pero también hablé de familia, amor, amistad, amigas, sororidad, feminismo, valores y mucho más… Incluso alerté de las ofertas laborales con sueldos atractivos a chicas jóvenes para que realicen trabajos denigrantes, como por ejemplo, acompañar a viejos, y practicarles el ‘final feliz’.
Censura sin pruebas, argumentos ni justificaciones
Y, de repente, tras tres años, el 18 de octubre, sin previo aviso ni denuncias previas, inhabilitaron mis tres cuentas de Meta por «trata de personas» (una de Instagram con 42.000 seguidores y dos de Facebook con otros tantos). No aportaron ni una sola prueba de esa severa acusación. Es falso que haya publicado contenido erótico, desnudos, promovido organizaciones peligrosas o criminales, empleado contenidos de marca sin su consentimiento, promovido bullying o acoso, realizado spam, fraude o haya traficado con personas. Pensé que era un error y solicité que me restablecieran el acceso.
Sin embargo me responden que la inhabilitación es definitiva por la ‘gravedad de los hechos’. Mis compañeras han escrito a la plataforma, explicándoles que me dedico a educar y defender derechos humanos y no a traficar con personas. He consultado con expertas. Concluyen que las denuncias hacia mi cuenta, ‘han estado bien orquestadas para conseguir lo que pretenden: censurar mi contenido’. He rellenado formularios de apelación y escrito a personas de Meta. Ni una respuesta. Silencio absoluto. Mi cuenta sigue inhabilitada, cuando en ella sólo se pueden encontrar estrategias de educación, ciencia, verdad y defensa de derechos humanos.
Me siento acosada y difamada. Estoy triste y enfadada
¿Cómo es posible que esta empresa cierre una cuenta sin confirmar denuncias falsas? ¿Qué credibilidad tiene una compañía que castiga a personas que defienden los derechos humanos de niñas, niños y mujeres, en base a mentiras y difamaciones interesadas? ¿Bajo qué principios morales se mueven? ¿No les importa la verdad? ¿Cómo es posible que una plataforma digital imponga limitaciones a la evidencia científica y la integridad?
Siento impotencia y desprotección. Me siento acosada y difamada. Estoy triste y enfadada. En mi cuenta había mucho trabajo de calidad que servía para ayudar a las familias. Se está creando un clima de control a base de denuncias falsas, que ataca a quien informa, en nombre de una supuesta superioridad moral. Esto es censura en toda regla. Censura que pretende causar miedo en quien tiene por objetivo formar a una población desde el rigor y fundamento empírico.
Me han señalado para que me calle. Reconozco que me ha afectado personalmente. Es verdad que me he tambaleado durante unos días, pero me levantaré y volveré a poner blanco sobre negro, le moleste a quien le moleste. Nos vemos.