Las protestas callejeras por la no nata ley de amnistía se reavivó al conocerse el acuerdo entre PSOE y Junts. La noche del jueves fue la más tumultuosa: 8.000 asistentes, 24 detenidos y siete policías heridos. Ocho días -hoy es el noveno- que han colocado en un equilibrio difícil a los políticos de la oposición, que han pendulado entre la defensa de la protesta ciudadana y la condena de la violencia. Las posturas han ido cimbreando al ritmo de los acontecimientos, de la arenga en el principio (con una resucitada Esperanza Aguirre echada a las calles y el expresidente Aznar llamando a que ‘quien pudiese moverse que lo hiciera’); a la mayor cautela del PP, con la pelea de quién se adelantaba (Ayuso o Feijóo) a condenar la violencia.
El jueves, 9 de noviembre, Día de la Almudena, festivo en Madrid llego el acuerdo entre PSOE y Junts. El alivio entre las filas socialistas chocó de lleno con las críticas catastrofistas de la derecha que aluden al final del Estado de Derecho o traición al espíritu de la Constitución del 78… Las calles, ya encendidas en la última semana, volvieron a reavivarse. En Madrid, la protesta ante la sede central del PSOE, en la calle Ferraz, congregaron a unas 8.000 manifestantes (el día anterior habían acudido 1.500). La noche se saldó con 24 detenidos y siete policías heridos, aunque ninguno de gravedad.
La calle ha respondido a la batuta invisible de la política. En las tribunas y declaraciones de políticos de la oposición se ha pasado de reconocer el derecho a la protesta (con una mal disimulada satisfacción por las manifestaciones), a desmarcarse de la violencia, con algún ‘pero’. Después de la noche del martes –que reunió a 7.000 personas y acabó con una treintena de heridos y seis detenidos–, el discurso desde el PP varió y se suavizó. Lo que ha ha acrecentado la brecha con su socio en varios gobiernos municipales y autonómicos, Vox, quien sí ha apoyado, y disfrutado, con el río revuelto.
Vox, en un intento por ganarle la mano en la calle a los populares, ha querido aprovechar el momento. Abascal se ha dejado fotografiar en las calles y ha llamado a los agentes de la Policía Nacional a desobedecer las órdenes de Interior, como el uso de gases lacrimógenos. El PP no llegó tan lejos pero apuntó hacia el mismo mensaje, en un comunicado emitido el martes, no condenó las movilizaciones ante sedes socialistas y sí recriminó a los agentes de la Policía Nacional el trato dado a los manifestantes, “como si fueran CDR”.
Esta ronda, la paga Almeida
El miércoles sorprendía una cifra, la dada por el Ayuntamiento de Madrid, que cuantifica los destrozos causados por la turba, que el martes recorrió la Gran Vía y llegó al Congreso de los Diputados, en “2.000 euros”. Tres contenedores y cinco cubos de basura, “que serán repuestos hoy mismo”, añadió a reglón seguido un ufano Martínez Almeida. Dejaba así clara la diferencia de talante entre madrileños (le faltó decir ‘de bien’) y los catalanes. “Somos más civilizados que eso que pasó en Barcelona”. Cabe preguntarse si esta cantidad sería similar si las protestas hubiesen sido de otro signo y la diana hubiese sido la calle Génova.
Al unísono de la moderación de los líderes populares, las protestas habían ido perdiendo fuelle hasta que ayer volvió a avivarse. La batuta se levanta y se baja desde la política aunque, como recoge Crónica Libre, esto no quiere decir que no haya formaciones ultras implicadas. Cánticos y consignas coreadas por los manifestantes eran idéntica a las acuñadas por movimientos de extrema derecha en la última década. En 2014, la plataforma España en Marcha aglutinó a grupos radicales como la Falange, Democracia Nacional, Alianza Española y Nudo Patriota.
La Policía informó a Crónica Libre que se habían detectado miembros de estas formaciones en las manifestaciones del lunes ante la sede del PSOE. Son líderes con capacidad para organizar la revuelta, con tentáculos también universidades.
«Como en Estados Unidos o Brasil»
Por su parte, en el PSOE se ha sentido esta semana la presión de la calle. Han sido días duros y que han desgastado el ambiente tenso de las negociaciones con los nacionalistas catalanes y el viacrucis hacia la investidura. Sánchez en una carta a su militancia atribuyó las revueltas a la “frustración de la derecha” que no acepta los resultados del 23 J.
El presidente en funciones ha ido más allá y ha comparado la presión en la calles con lo que ha pasado en otras democracias como “Estados Unidos, Brasil o más recientemente Argentina”. En referencia, aunque sin mencionarlo, al asalto al Capitolio estadounidense (el 6 enero de 2021); y la toma de la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia en enero de este mismo año. También, aludía a los saqueos que se vivieron en barrios bonaerenses durante la campaña electoral de agosto. En su misiva, Pedro Sánchez considera son episodios lamentables de una derecha tradicional “que acaba devorada por los sectores más ultras”.
En el PP hay miedo a que los actos violentos acaben por “beneficiar al PSOE”, de ahí la rectificación de posturas. ‘Hay que condenar la violencia pero tampoco aliviar la presión sobre Sánchez’, se dicen entre los populares. Al final, la política también se juega en la calle. Y como dijo Elías Bendodo, coordinador general del PP), hace menos de un mes, “Ahora la calle es nuestra”.
Los viernes, cervezas en libertad
Después de la batalla campal del jueves, se esperaba que anoche fuera también muy complicada para los Cuerpos de Seguridad del Estado. Afortunadamente no fue así. Cuando todos pensaban que el viernes se formaría la gran concentración y así avanzaron medios de comunicación de extrema derecha, apenas se reunieron la mitad de los que hubo el día anterior, la ‘Caye Borroka’, los fines de semana se manifiestan de cervezas en los bares. Ya se sabe, la libertad de Madrid. Tampoco fue una noche de vino y rosas para la Policía Nacional: Dos agentes heridos y un detenido.
Este sábado por la mañana han sido en torno a 200 integrantes de Foro Obrero los que se han apostado ante la sede central del PSOE en la calle Ferraz. El grupo de extrema izquierda ha versionado y hecho a su manera los críticos cánticos de la derecha y ultra derecha: «¡Que te vote Mohamed!», han gritado en lugar del tristemente popular «¡Que te vote chapote!». También han tenido palabras nada amables para Pedro Sánchez, del que han dicho: «Perro de Marruecos y de Puigdemont. No eres socialista, eres un traidor». Veremos qué ocurre este sábado noche…