Nursea y Livo son las dos nuevas apps que permiten a las enfermeras trabajar turnos puntuales en centros concertados y privados. Son las primeras de este tipo en España, y, de momento, su uso se concentra en Cataluña. Si bien esta nueva forma de trabajar promete más flexibilidad y mejores salarios, otros apuntan que podría aumentar la precariedad. En la práctica, estas aplicaciones facilitan la entrada de trabajadoras en la sanidad privada con contratos puntuales y sin continuidad. Todo esto en un trasfondo de falta de enfermeras y deterioro de la sanidad pública.
Juana Maranillo tiene 27 años y trabaja el turno de noche en el Instituto Catalán de Oncología. Tiene un máster en medicina estética, otro en salud mental y está cursando un tercero en oncología. Su historia se parece a la de tantas otras enfermeras. Tiene vocación, pero cree que las condiciones laborales dejan mucho que desear, una queja común en un sector muy castigado por la carga de trabajo excesiva y la falta de estabilidad. Cuando escuchó hablar de Livo decidió probarla para sacarse un dinero extra. De eso hace un año.
El funcionamiento es sencillo. Después de crear una cuenta, Juana introdujo sus títulos y experiencia laboral, y esperó a que el equipo detrás de la pantalla validara su perfil. A principios de mes elige los turnos que le interesan en función del horario, el tipo de trabajo, el salario y el centro. Las aplicaciones funcionan como un boletín, publican las plazas que hay en oferta y ponen a las trabajadoras en contacto con las empresas, que se encargan del contrato y del salario. En el caso de Juana, este tipo de trabajo es algo temporal. Tiene pensado irse a Irlanda cuando acabe los estudios.
“Tengo sentimientos encontrados”, es lo primero que dice a Crónica Libre “porque soy fiel defensora de mi profesión y de la sanidad pública. La uso porque yo me lucro, pero cuando voy al sitio y veo las circunstancias…Y también veo que hay muchos turnos. ¿Qué pasa cuando no se cubren? Hay menos gente y tienen más carga de trabajo”. Las aplicaciones hacen lo posible para cubrir todos los turnos que publican. En Livo, los centros pueden subir los salarios para que sus plazas sean más atractivas, lo que crea una diferencia con el resto de trabajadoras. “No les pagan lo mismo que nos pagan en la aplicación. El otro día hice una tarde de 7 horas y cobré 320€”.
Tanto Nursea como Livo son startups con sede en Barcelona, fundadas en 2024 y 2023 respectivamente. Sus usuarias pueden elegir entre los principales centros de salud privada de Cataluña y algunos centros concertados, como el Hospital de Mataró.
Los fundadores de Livo son Adnane Ouhabi, ingeniero de software que trabajó en Glovo desde sus inicios, y Carlos Manubens, que venía de gestionar el sector inmobiliario de CloudKitchens, una empresa de ‘cocinas fantasma‘. Pero los vínculos entre Livo y Glovo van más allá de la experiencia laboral. La app de enfermería fue una de las tres startups financiadas por el fondo de capital riesgo Yellow, creado recientemente por los dos fundadores de Glovo. El fondo maneja un capital de 30 millones de euros y cuenta con aportaciones de directivos de otras empresas de la capital catalana, como HolaLuz, Privalia y Travelperk.
Por su parte, Nursea fue creada por Mireia Ardila y Cristina Romagosa, ambas enfermeras. Mientras que Ardila pasó 20 años en el Consorcio Sanitario del Maresme, Romagosa era directora de operaciones en MediQuo, una plataforma de telemedicina. Romagosa confiesa a este digital que la idea surgió mientras hablaban de las dificultades que tienen las enfermeras para conciliar la vida laboral y personal, un problema especialmente grave en un sector en el que el 85% de las trabajadoras son mujeres.
Frente a esta situación, Nursea “les da más libertad, les permite adaptar el trabajo a sus necesidades y les da poder para elegir”. Sin embargo, esta libertad significa que solo cobran por los turnos que trabajan, por lo que las bajas y las vacaciones deben pagarlas con sus ahorros.
Incentivos económicos
Romagosa cree que el perfil de los fundadores de Livo les pone en desventaja. “La gran diferencia es que ellos no vienen del sector sanitario. Entras en la plataforma y tú puedes ser enfermera y puedes ser camarera. No hay ninguna diferencia.” Además, la directora de Nursea cuestiona las estrategias de la competencia para conseguir buenos resultados. “Los llaman los mercenarios a ellos. Porque tienen una plataforma que funciona muy bien, incentivan económicamente y van a cubrir agujeros.”
Romagosa sostiene que Nursea se centra en la calidad de sus trabajadoras, mientras que Livo “va a cubrir el número máximo de posiciones”, aunque matiza que eso no hace que sean «una buena y una mala». Sin embargo, insiste en que en Livo “llenan todos los turnos que están publicados, te pagan dinero, incentivan económicamente, hacen lo que sea. Si hace falta envían un taxi a tu casa para que vayas hasta el hospital.”
Para la fundadora de Nursea, este aspecto es clave. “Todo lo resuelven con dinero, es muy gracioso. Hacen lo que sea para que tú cubras ese turno y entonces tienen unas cifras muy elevadas de turnos cubiertos”. Y esto hace que la calidad de la atención que proveen sus trabajadores se vea afectada, “porque no han ido nunca antes, hoy va uno, otro día va otro”, un problema del que “se quejan los centros”, asegura.
Carla (nombre ficticio) es usuaria de Livo y conoce los incentivos económicos de los que habla Romagosa. Llevaba varios años en el Hospital de Mataró cuando decidió probar las aplicaciones, cansada de las condiciones de trabajo. Poco después de hacer sus primeros turnos recibió un bono de 300€. Además, cada mes hay “extras” según el número de turnos que se cubran, desde 50€ por hacer 3 turnos, hasta 800€ por 20. En verano, cumplir ciertos objetivos era recompensado con 1000€ y un fin de semana en Ibiza. Y los usuarios referidos ganan 75€ para las dos partes. Todos estos extras los paga la startup.
Crónica Libre ha contactado con Livo de la misma manera que lo hizo con Nursea, a través del formulario de su página web. Poco después se recibió una llamada de una agencia de comunicación que decía representarlos. Finalmente, Carlos Manubens escribió para declinar la entrevista, ya que, aseguraba, todavía no tienen departamento de comunicación.
Óscar Valiente, de 46 años, tuvo su primera experiencia con Nursea cuando postuló a una oferta de trabajo en el Hospital de Calella. Poco después, el equipo de Recursos Humanos le escribió por WhatsApp. Le propusieron hacer algunos turnos de prueba mediante la aplicación, con la promesa de que más tarde lo contratarían directamente. “Mis compañeros de Calella se quedaron muy sorprendidos cuando se lo conté”, relata. Pero a final de mes el contrato seguía sin llegar, así que volvió a recurrir a la app para no quedarse con las manos vacías. “Entonces me dijeron que, como había cogido más turnos, me enviarían la oferta al mes siguiente.”
Su experiencia, como la de Juana, fue ambigua. Reconoce que la inmediatez puede ser atractiva para algunas personas, especialmente si se han quedado sin trabajo y necesitan el dinero, pero también le genera desconfianza. Óscar creó su cuenta un jueves. El viernes había sido validada, y el sábado hizo su primer turno. Lo primero que le llamó la atención fue la falta de preparación. “Te presentas allí 20 minutos antes de tu turno y ya está.”
«Turnos de acogida» remunerados y sin pacientes
Nursea sugiere que, antes de trabajar en un centro nuevo, las enfermeras realicen un “turno de acogida”, un turno remunerado en el que no tienen pacientes a su cargo, para tener un primer contacto y aprender (lo que en enfermería se conoce como reciclaje). Según Romagosa, la formación es un aspecto clave de la startup que garantiza la calidad de los turnos que cubren, aunque reconoce que cada centro elige si los turnos de acogida son obligatorios.
Óscar no está seguro de que un turno de acogida sea suficiente formación. “En planta sí, pero en urgencias eso no es suficiente. En un hospital cuando te contratan puedes estar 3 días reciclando en un sitio. Entonces hacer un turno de reciclaje por una página de estas es un poco complicado.” De hecho, su principal queja es la falta de preparación. “Nursea no te prepara para nada, no te dan una seguridad de nada,” dice, aunque admite que a él personalmente no le afecta mucho, ya que pasó varios años en Inglaterra trabajando a través de agencias.
En Inglaterra es común que los hospitales y centros de salud recurran a agencias de trabajo temporal para enfermeras. De hecho, Romagosa se inspiró en esas agencias para crear Nursea. “Yo misma también he trabajado y vivido en Inglaterra, he conocido este sistema. Lo conozco de primera mano, lo he experimentado”, asegura.
Pero las agencias no funcionan exactamente igual que las aplicaciones. Óscar está convencido de que las condiciones de trabajo eran mejores en las agencias. “Muchísimo mejores. Te puedes jubilar trabajando por agencias. Tienen oficinas físicas, te dan uniformes de la agencia, te explican las cosas”. Para él, contar con el apoyo de la agencia marcaba una diferencia a la hora de trabajar en diferentes hospitales. Y también a la hora de hacer pagar impuestos. Las agencias contrataban a las enfermeras directamente, pero con Nursea y Livo cada centro de trabajo es un pagador, lo que acaba repercutiendo en la declaración de la renta.
En agosto, Óscar aceptó otra oferta en un ambulatorio y borró la aplicación. “Conmigo se han portado muy bien”, concluye. “El hecho de que ahora haya hospitales que sus RRHH usen este tipo de empresas es lo que no veo muy bien”.
Calidad del servicio
Borja Manzanares, presidente del Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona, se muestra escéptico con las aplicaciones, aunque reconoce que tiene poca información. Manzanares cree que el uso de estas aplicaciones puede tener un efecto negativo en las condiciones laborales. “Mi primera impresión y desde fuera es que precariza la profesión, porque no le acaba de dar valor a la continuidad del trabajador.”
Y en un sector como la sanidad, todo lo que afecta a los trabajadores acaba pasando factura a los pacientes. “Tengo la sensación de que baja la calidad asistencial. Una persona que viene nueva a un sitio y mañana va nueva a otro no aporta la misma calidad que alguien que tiene continuidad.” A pesar del escepticismo de su presidente, el Colegio no ha tomado ninguna postura al respecto. De hecho, Nursea forma parte de su programa de emprendimiento.
Las enfermeras entrevistadas tienen distintas opiniones. Algunas están convencidas de que este tipo de trabajo tendrá consecuencias para los pacientes, ya que una persona nueva siempre tendrá que pasar por un periodo de aprendizaje, necesitará más supervisión de sus compañeras y será más propensa a cometer errores.
Sandra Petit, compañera de Juana en el Instituto Catalán de Oncología, no está de acuerdo. Sandra usa las dos aplicaciones para elegir los turnos que mejor se adaptan a la custodia compartida de sus hijas. En los últimos meses ha pasado por 5 centros diferentes. Carla, que dejó el Hospital de Mataró para trabajar exclusivamente a través de Livo, ha seguido una trayectoria similar. Las dos me aseguran que su trabajo no se ha visto afectado por la falta de continuidad, y que sus compañeras no lo ven con malos ojos.
Falta de enfermeras
No es casualidad que estas empresas hayan aparecido ahora, cuando la falta de enfermeras es un problema acuciante en varios países desarrollados. Este 2024 empezó con una huelga indefinida del sector en Cataluña. El problema ha alcanzado tal magnitud que, el mes pasado, la Comisión Europea firmó un acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para invertir 1.3 millones de euros en la retención y contratación de enfermeras.
La OMS estima que en 2030 habrá un déficit de 4.5 millones enfermeras a nivel mundial, un problema que se concentrará en África, el sud-este asiático, el Mediterráneo oriental y algunas partes de Sudamérica. Según datos de la OCDE, en 2020 España tenía 6.1 enfermeras activas por cada 1000 habitantes. La media europea era de 8.3. En abril de este año, la Sociedad Española de Salud Pública publicó un informe alertando de este problema. El informe señala que en España se produce la paradoja de que cada vez hay más tituladas, pero el sistema sigue teniendo un déficit. Para explicarlo, los autores señalan que muchas enfermeras abandonan la profesión o se trasladan a otros países.